Ya lo veía venir, era cuestión de tiempo. Desde hace más o menos un mes comenzaron a entrarme ganas de retomar World of Warcraft, el juego que durante unos dos años me mantuvo enganchadísimo y que hace ya más de año y medio que no toco. Echaba de menos los hermosos paisajes de Azeroth, las tierras salvajes de Kalimdor, la magia de Terallende y la esplendorosa y llena de contrastes Rasganorte.
Además, el inminente lanzamiento de la tercera expansión, World of Warcraft: Cataclysm, amenaza con acabar con el mundo del WoW tal y como lo conocíamos hasta ahora. Las exigencias narrativas van a destruir y modificar lugares virtuales que para mí significaron bastante durante una larga temporada. Tenía ganas de ver de nuevo esos mundos antes de que cambien de forma definitiva.
Pero lo que me decidió a regresar con «papá Blizzard» fue un mensaje que dejó en mi muro del Facebook un viejo amigo de Barcelona al que conocí precisamente a través del juego. El mensaje reza «Versa returns…». Su personaje principal, abandonado durante muchos meses al igual que el mío, volvía a la acción. Como remate, he pasado unos días en Barna (de ahí que el blog haya estado casi una semana sin actualizarse), he quedado con él e irremediablemente hemos hablado largo y tendido sobre el juego.
Ayer por la noche me reencontré con mi mago. Me costó adaptarme a los cambios e incluso rehacerme a las viejas mecánicas. ¿Para qué demonios servía toda esa basura acumulada en las bolsas y en el banco? Había olvidado hasta cómo se utilizaba el chat. El caso es que he descubierto mejoras interesantes (muchas de las cuales antes requerían del uso de un addon), cosas tan prácticas como una guía de misiones, un buscador de grupos mejorado, la unificación del sistema de portales de los magos y otras simplificaciones varias.
Los cambios del cataclismo ya asoman la patita: por todo el mundo se producen terremotos, las ciudades principales son atacadas por elementales y una diabólica secta comienza a mover sus hilos para aniquilar toda forma de vida. Esto es un preludio del regreso de Alamuerte, de la entrada en escena de dos nuevas razas (los goblins y los ferocanis) y del rediseño de dos cntinentes que ya se veían envejecidos.
Precisamente este rediseño que hiere mi parte nostálgica me parece al mismo tiempo el punto más interesante de Cataclysm, sobre todo la parte enfocada a personajes de nivel bajo. En Blizzard han querido aprovechar la experiencia conseguida en la creación de Burning Crusade y Wrath of the Lich King para hacer más interesante el juego entre los niveles 1 y 60. Este detalle hará que la creación de alters (personajes secundarios) sea una opción aún más interesante de lo que lo era hasta ahora.
Unos dirán que es bueno, otros dirán que es malo, pero lo que nadie puede decir es que este juego es uno de los más adictivos de la historia. Intentaré controlarme. Lo prometo.