Raras veces nos encontramos con productos en los que los elementos ya conocidos y los novedosos se encuentran en un equilibrio perfecto. Lo habitual es toparnos con extremos: juegos que hacen de la originalidad y la innovación su máxima o títulos continuistas que no hacen más que repetir las pautas de otros videojuegos del género.
Cuando hablamos de secuelas, las sensaciones de estar jugando a algo que ya se ha jugado antes son aún más frecuentes. Entre los grandes lanzamientos de la temporada nos encontramos con dos videojuegos que se encuentran en esta situación: Fable 3, tercera entrega de una de las grandes sagas exclusivas de Microsoft, y Fallout: New Vegas, la continuación del exitazo de Bethesda.
Ambas aventuras ya han sido criticadas por parecerse demasiado a sus predecesoras. Ni el nuevo Fable ni el nuevo Fallout realizan grandes aportaciones a sus respectivas sagas. Son «más de lo mismo», expansiones de universos ya conocidos. ¿Y es eso malo? Supongo que para algunos sí, pero yo creo que no hay que obsesionarse con el asunto de la innovación.
Un extremo y otro son armas de doble filo. La creatividad llevada al extremo puede dar extraños resultados que van desde la brillantez de títulos que pasarán a la historia hasta aberraciones interactivas soporíferas. Por otro lado, la repetición de mecánicas puede tender tanto al tedio como al gusto de repetir experiencias increíbles. Pesa a mis dudas iniciales, no pude más que inclinarme ante la majestuosidad de Super Mario Galaxy 2, Bioshock 2 mantuvo bien el tipo… y no creo que nadie quiera cambios en Gears of War.
Lo mismo sucede con Fable 3 y Fallout: New Vegas. El nuevo Fable es una secuela que mantiene todas las características de su predecesor sin apenas cambios: mucha libertad de acción, gran variedad de posibilidades a la hora de crearnos una vida, sentido del humor… Quizás la mejora más destacable es el modo para dos jugadores, tan bien integrado que merece la pena probarlo.
En cuanto a Fallout podría decirse que es casi una expansión de la memorable tercera parte que vimos hace ya dos años. Pero que nadie se equivoque, la aventura es extensa, interesante y está muy elaborada, no se trata de una ampliación. Además, refina y mejora algunos elementos de Fallout 3.
Fable II era un juegazo, Fallout era un juegazo y estas últimas secuelas, pese a no sorprender, mantienen el nivel de calidad. Si no te molesta la repetición de planteamiento y desarrollo, ante tienes dos imprescindibles para este fin de año.