Hace algunos meses todos nos enamoramos de un fantástico trailer de Dead Island, un vídeo que derrochaba originalidad, emoción y poesía para promocionar un videojuego de una temática tan poco lírica como los muertos vivientes. Como resultado, la expectación por este título se multiplicó exponencialmente.
Sin embargo, algo me decía que el juego en sí, el desarrollo, la mecánica, no iba a estar a la altura de lo poco que hasta entonces se había visto. Sí, la cinemática era genial, ¿pero como trasladas esas sensaciones a un videojuego de acción en perspectiva subjetiva? Difícilmente. Al fin y al cabo todo consiste en recorrer una isla sobreviviendo a una invasión zombi a base de destripar, desmembrar y decapitar n muertos.
Un vídeo revelado hace unos días también buscaba llegar a «la patata» combinando una tranquila melodía con imágenes que muestran cómo un lugar de vacaciones paradisíaco acabó convirtiéndose en un infierno sin salida. Sin embargo, cuando por fin hemos visto imágenes reales del juego, se ha descubierto el pastel: la sensibilidad parece brillar por su ausencia. Esto va de reventar zombis… con remos, con cuchillos, con bates de béisbol o con lo que sea.
Predominan los entornos abiertos y luminosos, las armas improvisadas y las distintas variedades de zombis, desde el típico lento y torpe hasta el rápido y agresivo o el grandullón y poderoso. Las novedades del título respecto a otros que también se nutren de la moda de los muertos vivientes son, por un lado, su planteamiento de juego de acción en primera persona y, por otro, la libertad para desplazarnos por una gran isla. Esta es tan grande que en ocasiones será mejor recorrerla en coche en vez de andando.
No creo que vaya a ser un mal juego, pero dudo que sea capaz de destacar por encima de la media. Lo comprobaremos este verano en PC, PlayStation 3 y Xbox 360.
¿Qué impresiones os produce Dead Island?, ¿os gusta lo que véis?