Aunque el catálogo de lanzamiento de Xbox One es ligeramente más atractivo que el de PlayStation 4, tampoco en la consola de Microsoft existen muchos títulos que justifiquen el salto a una nueva generación. A nivel técnico, del mismo modo que Killzone destaca en PS4, merece la pena destacar Ryse: Son of Rome, espectacular, con un gran poderío gráfico pero sin una propuesta jugable demasiado sorprendente (por no citar las numerosas patadas que le pega a la historia).
Por estos motivos, me he decantado por los zombis en vez de por los romanos. Dead Rising 3 tampoco es ninguna revolución. A nivel gráfico está lejos de los que se espera de la nueva generación de consolas (tiene algunos fallos inexplicables) y su desarrollo sigue las líneas ya conocidas de la franquicia, pero se trata de un planteamiento sólido, una aventura a la que apetece jugar y que divierte, que es lo más importante.
En el plano técnico, Capcom ha echado el resto para mostrar una enorme ciudad abierta, Los Perdidos, repleta de detalle y, sobre todo, atestada de zombis, cientos de muertos vivientes pululando, empujando y mordiendo por las calles y edificios de esta urbe llena de secretos por descubrir.
El punto final que convierte Dead Rising 3 en la mejor opción para estrenar la Xbox One, es el humor, el disparate habitual de la saga, las armas locas y los guiños a la serie B. No es nuevo, no, pero es bueno y merece la pena disfrutarlo en un nuevo nivel.
No puto no, YA no quiero un xbox one, entiende.
06 enero 2014 | 12:30