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El efecto Kinect en franquicias clásicas

Hace aproximadamente un año y medio, cuando Kinect aterrizó en Xbox 360, surgieron en mi fuero interno dos temores: que la consola de Microsoft podría llenarse de jueguecillos casuales de escasa calidad y que muchas franquicias clásicas se reconvirtiesen, casi siempre a peor, para aprovechar el tirón del nuevo invento.

El primero de mis miedos se ha cumplido con bastante exactitud. Es cierto que hay títulos decentes que aprovechan bien las posibilidades de control de Kinect, especialmente los de baile, pero abundan los títulos que recurren a fórmulas facilonas y no por ello siempre precisas y efectivas.

Más interesante me parece el segundo punto, que ha dado lugar a resultados de lo más dispar. Pese a que la tecnología de Kinect es impresionante y hace soñar con un futuro cercano de ciencia ficción, tal y como está planteado ahora mismo hace complicada su aplicación a ciertos géneros. Ni siquiera ligarlo a una franquicia de renombre o incluso a buenas ideas es garantía de obtener un resultado sobresaliente.

Kinect es como el elemento altamente voluble que se le añade a una fórmula muy prometedora desconfiando siempre del resultado, que podría convertir el plomo en oro pero que habitualmente acaba en explosiones de esas que le dejan a uno la cara negra, los pelos de punta y le convierten en el Dhalsim de Street Fighter The Movie.

En los últimos días hemos leído varias noticias que corroboran lo complicado que es darle consistencia a una marca conocida mezclada con Kinect. El caso más sonado es el de Kinect Star Wars. Dejando a un lado los bailecitos que tanto critiqué hace poco y que he aprendido a aceptar como una curiosidad más, el juego no acaba de funcionar como los mejor pensantes esperaban cuando se anunció: el control de la espada no es bueno, la dificultad es baja y reduce en exceso la épica de la mitología galáctica que hace eones elaboró el George Lucas de una dimensión paralela.

Tengo que admitir que me he reconciliado en buena medida con Kinect Star Wars. Las fases de carreras responden mejor que cualquiera de los juegos de velocidad que han salido para Kinect, el uso de la fuerza mola, la banda sonora es la del maestro John Williams y en general puede decirse que es un título divertido, sobre todo e irónicamente para aquellos que no son muy fans de la odisea galáctica.

Otro caso que merece la pena destacar es el de Fable: The Journey, un título marcado por la negatividad de los jugadores desde que se mostró por primera vez. La primera demo hacía pensar que el juego no sería más que una aventura de acción sobre raíles. Peter Molyneux no tardó en desmentirlo, pero las malas vibraciones continuaron: ¿por qué convertir una franquicia clásica del universo hardcore gamer en un producto para jugadores ocasionales?

Los desarrolladores quisieron calmar los ánimos diciendo que este Fable será para jugones, pero las críticas hacen daño y no pudieron evitar defenderse: «Es injusto que el juego esté recibiendo tantos palos. Se ve muy bien, pero lo que estamos intentando es realmente difícil: meter un mecanismo de control complicado en un juego hardcore. Eso sí, creo que al final haremos un gran trabajo», decía Simon Carter, uno de los responsables de la marca. La defensa fue tan apasionada que habrá que darles un voto de confianza.

Más misterioso es el caso del rumoreado Gears of War para Kinect, cuya existencia se confirmó para anunciar su cancelación. El propio Cliff Bleszinski, creador de la saga, fue el encargado de dar la noticia:  «Gears of War: Exile era un juego que estaba sin anunciar, del que no puedo dar detalles, que ha sido cancelado». Los rumores que venían sonando desde hace meses hablaban de un juego de acción sobre raíles. Al menos no íbamos a ver a Marcus Fenix bailando el YMCA pero creo que a Kinect le falta algo de precisión para albergar un shooter decente.

El último casi es bien reciente: Dragon Ball Z para Kinect. Según lo leí se me vino a la cabeza la misma broma del baile de YMCA pero protagonizado por Goku, Vegeta y Piccolo. Después de ver las imágenes del juego, he de tragarme mis palabras. No me disgusta la idea. Los combates de Dragon Ball Z en realidad no difieren mucho del concepto de baile, consisten en coreografías en las que se realizan curiosos movimientos de brazos y piernas. Es precisamente eso en lo que consistirá el juego. En vez de imitar los movimientos de cadera de Tony Manero, tendremos que emular las poses de los Saiyans a la hora de lanzar Kame Hame Has y Final Flashes. Este DBZ se ha convertido de repente en el juego de Kinect que más curiosidad me produce.

¿Qué os parecen las adaptaciones de conocidas franquicias a la mecánica de Kinect?, ¿hay alguna que os llame la atención?

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