Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Siguiendo a un robot de reparto por Zaragoza

Un cajón con ruedas. Va tranquilo, cuando no puede pasar se espera… emite un leve pitido. La gente le saluda. Lleva un cartel en el frontal que pone «Me llamo Lola». La gente se lo mira. Es inevitable sentirlo como un ser vivo. Es tan semihumano. Me arrepiento de no haberlo seguido hasta su destino, que quizá era entregar un paquete. A lo mejor solo estaba ensayando. O iba de diletante flâneur. ¿Grabará todo lo que ve? ¿Captará wifis y señales como aquellos coches de Google Street View? Lo echo de menos.

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