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El big data del alma

«Puro glamour» de Aloma Rodríguez es puro glamour

Aloma Rodríguez se sale del mapa con Puro glamour, corriente de conciencia divertidísima, la vida, su vida, en medio de las otras vidas, hijos, padres, tíos, familia, amigos, amigas, trabajo… ¡mundo!

Escritura.

Fragmentos que son cuentos empalmables, funcionan sueltos y juntos, sin título, separados por tres asteriscos, que son signos de separación pero también dudas y notas y declaración de intenciones.

Título: ***

Fragmentos sin título, separados por tres astericos y un return ***, maravilla continua, código vitalista, flujo de conciencia superintenso ligero: agenda, prisas, agobios, HUMOR en cada coma, trabajo, límites propios y reírse de ellos. Ironía al cubo, fina y cáustica (como ha escrito Octavio Gómez Milián), todo mezclado, en orden ascendente.

Ni un párrafo malo, ni una línea de relleno. Todo mola. Cero verborrea. Ideal para ejemplo y modelo en talleres de escritura.

Cada adjetivo es una valoración del mundo, de la autora, del entorno, de la vida.

Misceláneo, veloz, amable furia. Por todo, de fondo, el ímpetu insaciable de Félix Romeo por la escritura, la vida, la alegría.

«Y resuena en mi cabeza un comentario que me hizo Sergio Algora sobre un cuento mío que leyó en 2007: ‘El gag eres tú?». (P 72).

Si entras a leer frases con cuidado, ya no sales:

«nos avisa de que llegamos tarde. Siempre y a lo que sea.» (P 13).

Siempre y a lo que sea.

Hay títulos por todas partes. En donde menos lo esperas, ZAS, un título (o sea, un poema completo). Se puede leer al derecho, al revés, y de lado. Pruebe a empezar por detrás.

Escritura torrencial depuradísima, ¿cómo lo hace, cuándo? ¿de dónde saca el tiempo? Qué envidia, que poderío. Ese llegamos tarde, siempre y a lo que sea. Podría decir Aloma:

Escribir, siempre y a lo que sea.

«Había ido a Madrid a trabajar, cuando explicaba qué tenía que hacer nadie lo entendía muy bien: a grabar un curso, a dar un curso, a hacer un anuncio. Daba igual. En realidad había ido a dormir: (…)».

«De vuelta al hotel llovía y mi amiga y yo caminábamos con las cabezas pegadas debajo de su paraguas. Yo pensaba: espero no tener piojos.»

Me estaría todo el día copiando frases de Aloma Rodríguez.

Cada frase es un juicio a sí misma y al mundo, un chequeo permanente comprimido con humor, o sea, repregunta, cuestionamiento de lo que acaba de decir, burbujeando entre las cosas y las urgencias y las personas.

El glamour de la inteligencia sostenida, surfeando las cosas, escribiendo. Parece que ni siquiera ha tenido que corregir o revisar. Parece flujo directo de conciencia. Qué bueno.

Y eso justifica el título.

 

 

Leer las primeras páginas de Puro glamour.

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