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El big data del alma

El «cachirulo» que mide la actividad cerebral

La empresa Bitbrain ha creado una diadema textil que mide la actividad cerebral con precisión médica:

«Esta primera prenda de vestir capaz de medir la actividad cerebral se presenta esta semana en el Consumer Electronics Show de Las Vegas. El Consejo de Innovación de la Comisión Europea la ha seleccionado como una de las 20 innovaciones más prometedoras.»

Es una cinta: la han bautizado Neuroband, integra los electrodos en la fibra textil y monitoriza la señal eléctrica que emite el cerebro.

Han dotado al cachirulo –en Aragón, y vinculado con la jota, pañuelo ceñido a la cabeza y atado con un nudo– de tecnología para saber qué pasa por dentro del cerebro. Han añadido al cachirulo una capa de humanidad extra, o de humanismo.

Mide la actividad del cerebro y sirve para diagnosticar y medir actividad eléctrica.

El cachirulo debe su presencia a Demetrio Galán Bergua, que con Pascual Irache creó la Asociación de Amigos de la Jota en 1953 y la Peña El Cachirulo en 1964.

El tradicional ceñidor de cuadros rojos y negros, o morados y negros, sirve de pañoleta para llevar al cuello en las Fiestas del Pilar.

Ahora, la empresa Bitbrain, fundada hace doce años por María López y Javier Mínguez, ha perfeccionado sus sistemas para medir las rampas o voltios del cerebro según parámetros homologados en neurología y de esa forma tan poco invasiva y tan cálida ha inventado el Neuroband, o sea, el Cachirulo con fines científicos al servicio de la medicina.

En las próximas fiestas del Pilar, o en cualquier actuación de una rondalla de jota –que aspira a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco–, los cachirulos podrán incorporar, si se quiere, la asombrosa capacidad del Neurobrand.

La parte científica: del reportaje de Pilar Perla citado al principio:

«Durante más de cinco años, Bitbrain ha investigado para «levantar este equipo textil a producto sanitario» y, para otoño de este año, esperan tener la certificación médica aprobada por las autoridades sanitarias de la Unión Europea y Estados Unidos. Para llegar hasta aquí han realizado unas 350 sesiones de medidas con personas sanas de todas las edades, tanto electroencefalogramas (EEG) en vigilia como polisomnografía durante el sueño. «En total hemos analizado alrededor de 1.640 horas de mediciones», precisa Mínguez. A nivel científico, están en fase de publicación de los resultados y, en colaboración con el Hospital Miguel Servet de Zaragoza y el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón, han diseñado los ensayos clínicos con pacientes de neumología, neurofisiología, neurología y psiquiatría que demostrarán la relevancia que tiene este avance en medicina. Comenzarán en febrero.»

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