Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

La bomba atómica trivial

La trivialización de la bomba atómica. Está por todo, Putin y sus fakeadores la nombre cada día. Nos hemos habituado a ella. En verano se vendió yodo a saco.

Como la otra vez –la larga guerra fría– no pasó nada, ahora tonteamos con la bomba. Mundo nuclear.

La bomba atómica sale cada día. La bomba sucia, la bomba limpia. La bomba mixta.

En Corea, en todas partes. Pakistán, India…

El fakeado de Putin arroja una bomba atómica en cada desayuno del mundo. Es un horror… ya asumido. Paisaje nuclear. Piedras y palos de Einstein.

Vuelve el búnker adosado, o el búnker en el adosado.

La cosa se alarga, cada día empeora un poco todo en Ucrania y en el mundo, la onda de choque de la piedra lanzada por Putin el 24 de febrero del aciago 22 se expande cada hora y penetra en los sitios/cerebros más impermeables.

La cosa se alarga, se enquista y se atasca, como las logísticas del mundo, los chips, las cosas… las ideas. Más que los chips las ideas están tiesas, secas… polarizaciones… brutalismo. Populística.

Cualquier día los drones baratos de los segundos mundos residuales llevarán misiles atómicos pequeños, miniaturiación y algoritmos, PIM PAM PUM.

Las mayores atrocidades bajo bandera anónima, ejércitos fantasmas, bombas sin dueño…

Ya ha habidos sabotajes que nadie reclama. Ahora Putin los achaca al Reino Unido, pobre, con la que le está cayendo o se está autocayendo…

Al alargarse el conflicto/invasión las lealtades se comprimen.

 

El el hondo sur del norte esperando que el invierno se retrase aún más, y que estos calores y tibiezas sean por un volcán y no por el CC, pero que duren.

Por lo demás, abriendo y cerrando tiendas a una velocidad de vértigo.

 

El cartel del asfalto.

 

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