Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Prueba esto a ver qué tal

Como cuenta Arias Maldonado @goncharev los mapas del tiempo se han abonado al color rojo. El fucsia manda. Y aun da más calor. Siempre queda alguien que ve la tele y sus excesos cromáticos. A lo mejor el CC es cosa de la tele, del formato tele, que usan en directo Rosalía, Tangana, el Tour, etc. El CC puede tener más que ver con la tele que con el co2 de los aviones, barcos, vacas, etc. Puede ser un fenómeno provocado o evidenciado por el tamaño de las pantallas que, al ser planas, casi dejan de existir. Lo bueno sería que no hubiera pantallas, o sea, soporte. Que esos centímetros de espesor desaparezcan de una vez y se pueda proyectar -eyectar- el autodiálogo en cualquier soporte o en ninguno: emitir en el puro vacío/vicio, a menos 370 grados bla bla, como el JWST, el telescopio herido por el rayo. Un héroe, y el Telescopio Espacial James Webb lo es, solo sube a ese altar cuando lo hieren, y al pobre JWST –jwst jwst jwst– le ha dado un meteorito en el pómulo, el espejo de pan de oro, los ojos de la humanidad aburrida de sus tontadas. Rosalía va de rojo por eso, porque ha leído a @goncharev (o ve la tele) y sabe que los mapas del tiempo, a falta de noticias o frescor, los dopan en control a fuerza de hinchar el magenta, cubos de rojo y magenta para dar calor. El calor lo producen las teles para que vuelvan las audiencias, que se quedaron muertas o dormidas en la última dosis de anuncios de sopa, los anuncios son juveniles pero la juventud postclimática está en Rosalía, Tangana y otros subproductos derivados de sus bisabuelos, que están viendo un Elvis fakeado para gloria de Tom Hanks a la brasa. El CC, según los últimos desinformes deformes transformers, ha sido posproducido por la planitud y extensión de las pantallas, a las que solo les falta contenido genuino sobre la nada interior de cada cual, que es la única programación que interesa y que no acaba de llegar a las parrillas de San Lorenzo. Cuando las pantallas desaparezcan como objetos y los contenidos puedan emitirse a toda potencia –cada cual según su cerebro y su dieta– directamente sobre las nubes, el aire del salón o de la calle o (ya para nota) en la tediosa sucesión de galaxias, ese día glory days, los egos podrán levitar y todo el mundo se relajará en paz bendita. Ese día, u otro similar (es difícil concretar más), las bolsas subirán tanto que se decretará el mercado continuo eterno y se podrá volver a fumar por doquier pues el CC habrá subsumido toda la morralla y la ciencia habrá conseguido que las moléculas se rehagan solas en plena armonía y confort universal. Irá todo tan bien (y gratis) que no hará falta más. Entretanto habrá que aguantar, pero con alegría, el exceso de magenta.

 

 

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