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El big data del alma

Occidente tiene más prisa que Rusia, aunque ninguno sabe por qué

Es una cosa cultural, o sea, de negocios: EEUU y su Occidente cautivo o satelital no pueden permitirse una guerra estancada; Rusia sí.

USA y Europa están en la velocidad que solo atiende a sí misma, el puro no pensar. Si piensan se paran. Occidente ha cambiado de método:

cuando hay que pensar algo –pensar equivale a «calcular» (el coste, el tiempo, el beneficio…)– se llama a un técnico, mejor un algoritmo, o a un equipo mixto humano/máquina, para que arroje o vomite un número, como mucho, dos números. Un sí o un no. Una probabilidad.

La acción velocísima es la cultura de occidente, que ha sustituido el antiguo pensamiento teológico (redundancia) por la mera acción.

A Rusia le da igual que la guerra se alargue porque es un continente a todo lo ancho del medio mundo y no tiene usos horarios ni meridianos ni tiempo, o tiene demasiados. A Rusia le da igual el tiempo.

Matiz: a Putin, seguramente, no le da igual el tiempo, pero él no manda tanto como querría, ni él ni nadie, claro. Putin es un instrumento loco de su no-tiempo, una surgencia de su país, del caos del mundo, del horóscopo, de la física cuántica… no lo sabemos bien, lo dejamos abierto, pero confiamos en que pronto lo sabremos.

Occidente confía en la ciencia para poder seguir confiando en el futuro. Es lo mismo. Rusia, en esto, es más medieval, que no es mejor ni peor, solo diferente y por eso hay esta pugna colosal de sentido o de sinsentido.

El caso es que Rusia tiene menos prisa por acabar esta invasión genocida. Por razonas culturales, o sea, por negocios, epigenoma, fauna intestinal colectiva, historia, mentalidades… todo eso embarullado en una bola de pelo indescifrable de momento.

USA sí que tiene prisa, nervios, por mil cosas: sabe que su población no aguantará otro Vietnam (aunque sea sin soldados propios, solo con dinero propio, que quizá ahora se lleva peor el déficit que los muertos), no aguantará otro Afganistán, etc. Por eso, quizá, Biden ofrece ahora cohetes de 300 kms de alcance a Ucrania. A ver si puede acelerar algo este aburrimiento, este no pasar nada nunca. El tedium vitae es como el horror vacui, algo intolerable en la era de las apps, lo más sofisticado, el invento que se apodera de tu cerebro y el mío y fabrica dinero extraño, como siempre es el dinero, por otra parte.

La guerra está empantanada, como todas y como siempre: además, en este caso caso, el que gana también pierde, etc. Es una guerra cultural a tope.

Así que USA va ofreciendo cohetes pequeños, 40.000 M$, inteligencia, satélites… todo lo que pueda hacer daño a Rusia sin llegar a obligar a Putin a darle al botón rojo (que está desenchufado por si acaso de todas formas).

Occidente, USA más que nadie, necesita correr como el conejo de Alicia, el tiempo le persigue: la economía financierizante y las apps exigen esos tempus fugit, o quizá solo es por puros nervios (es lo mismo, nadie sabe explicarlo). Rusia está en mundos anteriores, en su feliz pleistoceno, aunque tenga armas y cacharros más o menos modernos, siempre un poco anticuados, pero su concepto es de otros siglos, o de ninguno.

Los dos conceptos mundos son igualmente estrafalarios y disparatados antropoidalmente. Pero algo hay que hacer para justificar el gasto, pasado y futuro.

La tregua, por esas divergencias culturales, metafísicas, antropoidales, vendrá si ambos reconocen que no tienen ni idea de nada y que las estrategias son bobadas anacrónicas.

A ña espera del algoritmo conciliador –la famosa síntesis– confiemos en que todo vaya bien y haya un apaño para, como siempre ha sido, seguir tirando.

 

 

El 20MINUTOS (sin contar estas bobadas que meto en este blog) es ya un medio de referencia de la máxima calidad/realidad. Tiene mucha hiperrealidad explicada, entrevistada, cada día, cada rato.

Magnífica entrevista a José Manuel Otero Novas sobre la entrada esp en la OTAN hace 40 años.

Eduardo Bayona, pensiones mundi (Público.es)

 

 

 

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