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El big data del alma

Se compra software espía de segunda mano y le salen sus propios secretillos

[Ficción/humor] Ahora que el programa espía Pegasus es tan famoso ya se vende en los mercadillos informáticos de segunda y tercera mano y en las ferias de curiosidades.

Pero como nadie tiene tiempo de nada muchas versiones de este software ya en desuso se revenden con los archivos de los anteriores espiados.

Así que si quieres usarlo o mostrarlo a las visitas antes tendrás que vaciar las memorias, y si eres muy cotilla o te aburres podrás escuchar y ver un rato a los anteriores crackeados. Incluso a ti misma/o si es o fue el caso.

Hay compradores snobistas que sólo quieren el software para exhibirlo en su gabinete de curiosidades, como quien adquiere una cómoda en un anticuario. O un artesonado para su mansión.

Como el software no tiene casi presencia, se aconseja enmarcarlo y ponerle una plaquita que diga eso: soft espía Pegasus. NSO Group, año tal y cual, usado para espiar a fulano y mengana, digital, binario, etc.

Así que a lo mejor vas a una casa a un picnic o party o primera comunión y te encuentras tus propias grabaciones espiadas el año pasado o cuando fuera: el propio soft, en conexión espontánea con el Alexa o Siri o etc. de los anfitriones, emite a su albedrío algorítmico aquellos secretillos, trivialismos y agonías que extrajo de los teléfonos de sus víctimas.

Hasta crímenes se han descubierto sin querer por este azar de los tedios binarios y las habilidades del soft israelita.

Por eso se ha legislado enseguida, en secreto, que estos testimonios de subasta no se admitan como pruebas, especialmente si incriminan a brazos del ejecutivo, legislativo o judicial, y sus derivados hasta por encima del conserje, que puede –y debe– ser inculpado si llega el caso.

 

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