El PP ha celebrado un congreso de mayores y nadie se ha enterado. Los medios antiguos le dan sitio por inercia, pura rutina. Los partidos viejos trabajan a tope el fin de semana, lo pueden hacer porque en los días de diario se cogen fiesta.
Pero todo esto es ya un mundo a la deriva, dentro del hundimiento universal, o sea, del Sahel para arriba a todo lo ancho del google maps.
El PP ha celebrado un congreso ave fénix morituri te salutant en Benidorm. Ante el caos han puesto a un barón recauchutado. Los tiempos pedían un líder populista a tope: en el caso del pp, una Ayuso.
Pero el machismo chernobyl ambiente y las pocas ganas de ganar por goleada han impuesto a un ente intermedio, una meiga de quita y pon. El conflicto, como siempre, se pospone.
Mira que resiste el machismo (hasta va a conseguir que desaparezca esa palabra).
La emergencia del nacionalismo y el populismo y la imposibilidad de leer dos líneas seguidas guardan alguna relación y claman por una lideresa, una Rosalía en moto, una Ayuso que privatice lo que queda y regale millones a sus familiares, eso mola más que el hijo de Biden.
Signo de los tiempos, locura y despilfarro por arriba, arribismo, populismo, selección inversa, alegría e infamia.
Saoko mami saoko.
La asignatura de filosofía la quitan ahora formalmente, pero ya ha desaparecido hace años. En eso los partidos son idénticos.
Más o menos el país España está en pleno formol, y el consenso tácito clamor es que así debe seguir.
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