Vaya viernes. Biden entroniza la pizza y vende fracking a UE. War & Business. La pizza es la gran triunfadora del abrullo.
Sánchez –¡Sx!– se ha salido de la reunión y ha arrancado con garfios un algo para rebajar el gas, ya veremos en qué queda, ha habido tantas rebajas en aumento. Pero le ha servido para sacar pecho en la UE, ese club de ricos dependientes de USA.
Como va a ser lo de los Oscars, segundo negocio USA, Biden ha hecho una salida comercial. PIZZA!
Biden ha hecho el anuncio de pizza de la superbowl de la guerra. Y ha vendido el gas frackeado, licuado.
Con el talento comercial de USA no va a poder competir Putin. China está estudiando este coletazo crepuscular.
Putin no puede con esta vitalidad residual (exeuberancia irracional de los mercados, Greenspan). Putin ha dicho una cifra de muertos propios. Y que van a limitar la campaña o invasión de Ucrania. No pueden con la locura yanki dentro de uno.
Ni con los ucranianos, que lo que quieren es tener una Harley. Los matan a bombazos pero siempre salen más. Ellos son USA, que juega con uniforme sin insignias, como hizo Rusia otras veces. La guerrilla, invento hispano, a la fuerza, como todos los inventos, funciona. Y si tienes armas nuevas ya es la bomba.
El coreano del norte Kin Kon Kun ha vuelto a hacerlo, la locura suicida de las armas se contagia, y los mercados vibran de gozo. Mientras se firmen contratos de armas la cosa marcha. Hay menos globalización –según Finch, el de Blackrock, nueva carta urbi et orbe, ¡y gratis!–, pero las armas nos las quitan de los catálogos.
¡Y la pizza!
El Papa ha rezado pero se escucha más a Finch, el de Blackrock, el mayor fondo de inversiones, etc. El Papa tendría más eco si saliera en plan ecuménico con musulmanes, imanes, hinduistas, budistas, ortodoxos, protestantes… Todo juntos en Mariupol pararían la guerra.
Cuando uno pide/exige que le paguen en rublos está out.
Sánchez ha conseguido permiso para topar el gas, pero la RAE no coincide en el significado de topar, que se entiende debe ser «poner topes». Ese motivo será suficiente para que las energéticas que mandan más que Sx y los dos Papas aborten el cándido mecanismo de topar.
Luego los de los camiones, que han visto que pueden tirar a un gob debilucho que ha empezado a ceder: ellos van a topar a Sx antes de que él tope o topee el precio del gas.
La OTAN ha hecho una fiesta de socios y quizá han montado ya el mercadillo de las armas, que va paralelo al de la energía. Biden volverá con la agenda llena de pedidos. La fuerza armamentista comercial de la metrópoli se im-pone de manifiesto de nuevo. Como cuando entondes, qué guay.
Y Korea Kim Kon Kun ha mostrado su misil monstruoso de opereta, un disparate tras otro, el contagio de la locura. El estilo del videoclip de Corea del Norte es un calco mastuerzo parodia de aquel superhit de Corea del Sur, el Gangan aquel.
Las cazadoras del clip de Corea del Norte ya las está replicando Zara.
Lo peor de Rusia es o anticuados que son los uniformes de los generalotes. Quizá por eso no salen más en las teles, porque les están haciendo uniformes nuevos. Que los haga Hugo Boss, que tiene knowhow.
El cierre espectacular: los misiles contra una instalación petrolera en Arabia Saudí, a diez kms del circuito donde se corre la Formula 1, segunda carrera, por fin Ferrari existe cual Teruel, y la emoción v a a ser triple.
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La serie de Warhol en Netflix, soporífera, la han estirado demasiado. Qué torrazo por favor.
La peli de Penélope y Banderas, la peli de título olvidable, Competencia oficial, original y entretenida, no sabe cómo acabar pero ya da casi igual. Vale la pena verla.
A ver.