Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Putin, hacia el abismo… con todos nosotros

El discurso de Putin en la tv rusa da más miedo todavía porque evidencia que está fuera de sí, totalmente empecinado en su oligofrenia oligárquica. Es un tirano déspota enloquecido al que ya parece difícil enfrentarse: con paños calienes, mal; con otros medios, peor.

La invasión atroz causa un genocidio y un éxodo pero está saliendo mal, son unos inútiles y como es lógico están desmotivados, ¿quién va a querer invadir a un país vecino / hermano sin saber por qué ni para qué? Las mentiras ridículas de Putin se deshacen en pedazos y hasta los ciudadanos rusos más fieles y/o abducidos acaban por enterarse de la verdad: es una locura megalómana que acabará mal o peor para todos, empezando por los ucranios y acabando por el resto del mundo. Los propios rusos no se van a librar de la masacre.

La evidencia inapelable es que la invasión es un fracaso. Solo consigue lanzar bombas y misiles, algo obvio que no tiene más mérito que haber construido y comprado esos ingenios letales y acercarlos a los objetivos, o seleccionar los objetivos sin más criterio que la proximidad.

La operación militar es propia de una dictadura inoperante con un sistema obsoleto y un desastre de estrategia, logística, todo lo que se supone que deben hacer los militares y que aquí no han sabido.

La primera, menospreciar al enemigo y sus creencias. La segunda, mentir con una ingenuidad como si el resto del mundo fuera tonto o estuviera encerrado en cárceles como los disidentes rusos.

La periodista que salió anteayer en medio de las noticias con un cartel y luego difundió su vídeo se ha jugado la vida, es posible que no la dejen cumplir ni siquiera las condenas de quince años que Putin acaba de promulgar. Esa mujer ha dicho la verdad a costa de su vida y no habrá ruso o rusa que se pueda despistar. Ahora todos saben qué está pasando. Aunque ya lo sabían. Ahora tienen un ejemplo de una madre de familia que habla claro.

A día 22 desde el aciago 24 de febrero en que el loco Putin desató la IIIGM el mundo es un sitio mucho peor y él cuenta en su búnker las horas que le quedan para meterse el cianuro que lleva en el bolsillo. Se está hinchando como un pez globo. Esperemos que no se vaya más de cabeza de lo que ya se está yendo y que, si eso ocurre, haya entre sus mandos algunos medio cuerdos que sepan lo que han de hacer antes de pulsar sus botones rojos.

 

 

 

 

 

 

Los comentarios están cerrados.