Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Pero nadie sabe nada

Salen ministros y ministras, chavales que por suerte no han visto jamás los desastres del mundo, desastres de Goya. Salen con sus carpetas, carteras, credenciales, trajes chaqueta, peinados, jovial preocupación… salen y entran como si estuvieran en los temas, pero nadie entiende nada. La cosa se nos ha ido de las manitas.

Las manitas son ese emoticono que reza. Las manitas rezadoras son el único emoticono que puede funcionar o entenderse.

Salen los viejos, Putin, Biden, Xi, los viejos mandarines, con sus secretos apilados en capas tan densas que ya no recordarían qué pudo pasar para llegar a donde ni siquiera saben si han llegado. Grandes cataclismos, sacudidas de seracs, icebergs como continentes a la deriva.

Los tres tenorinos y sus adláteres, edecanes, presidentes… solo les quedan las manetas de rezar.

Y la maneta de pulsar el botón nuclear. Bum.

Van y vienen dicen y ocultan pero nadie sabe nada, se hacen los fuertes incluso invulnerables pero un catarro los puede hacer llorar, mandan y destruyen, arrasan con bombas, hacen y deshacen, ordenan y mandan, efímeras figuras del mundo mundial.

Pero nadie sabe nada. Y qué va a pasar.

Con el país atacado a medio destruir se manifiesta el presi de China, Xi, que es el que sabe todos los secretos, hasta lo que aun está por espiar.

Y no sabe nada.

Van tres ministros de la UE a ver a Zelenski a Kiev, ¿no será peligroso? ¿no descubrirán los rusos dónde se oculta el presi de Ucrania?

Es una forma de tensar la invasión, ¿y si los matan de un bombazo? Van en representación de la UE.

Podría ir el Papa. El Papa a Kiev, quizá él sepa algo.

 

 

 

 

 

 

 

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