Parece que el mundo se ha parado. Las sanciones han venido a sellar una parálisis anterior, y todo está en una quietud indefinida. O infinita.
Todo excepto las bombas en Ucrania, las bombas de Putin.
Las ciudades temblequeantes del resto del subcontinente ss quedan vacías… El cielo se pone negro de presagios y tormentas… son lo mismo.
Sólo funcionan algunas barredoras de gasoil… que no se han enterado de que hay que bajar el termostato… arrancarlo y tirarlo a la basura.
Las calles, aparte representaciones festivas ya programadas y público concertado a sus horas… están ya muertas antes de que caigan las bombas.
Las bombas en Ucrania ya nos matan por delegación.
Putin bombardea ya cerca de Polonia. Está aterrorizando al vecindario.
La OTAN y USA deberían desplegar todo lo que tienen y ponerlo a un palmo de las fronteras, en marcha y con las luces encendidas 24 horas los camiones enhiestos los tubos.
Los misiles con las largas ya puestas en los silos, submarinos… y tuitearlos sin parar.
A ver si se calmaba.
Pero USA está aguantanado el farol… hasta que se le escape un pepino a Putin y caiga en Viena, en Vilna, o en Varsovia, la del antiguo Pacto.
USA se limita a contar la última hora de la info supersecreta, que si Putin ha pedido ayuda y armas a Xi, etc.
Deben de estar alucinando los chinos y los rusos de lo bien que les espían y lo rápido que lo charran.
Hasta acertaron el día del ataque, aquel infausto 24 de febrero, pronto hará un mes y un año… el tiempo cuando te atacan pasa de otra forma.
Cuando te matan el tiempo pasa diferente.
Habría que poner algún misil con las largas encendidas en la frontera.
A los chinos milenarios se les acaba el tiempo, quién lo diría, ellos que parecían controlar eso, el tiempo, y se han puesto en manos de un sicópata rabioso…