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El big data del alma

El virus era un simple resfriado y esta guerra no llegará aquí

La guerra puede estar mañana en casa, en España, en Portugal, en cualquier parte. La velocidad con que se propagó el virus de Wuhan en 2020 nos ha preparado para temer y prevenir lo peor tras las invasión rusa de Ucrania.

¿Nos ha preparado o no?

En España han muerto cien mil personas por covid, así que estamos preparados para todo, excepto para admitir que esta guerra ya es mundial.

No reconocer la realidad es la única forma de dormir un rato, con sobresaltos y pesadillas. Ya es mucho.

El virus de la guerra se ha extendido más deprisa que el de Wuhan. Es un supermeme, no ocupa ni 1 Kb, pero tiene una espícula infalible. Ya estamos todos infectados.

Lo bueno del primerísimo mundo –aparte de podevir vir– es que nunca piensas en la guerra como algo real.

El éxito de la campaña de Putin es que el mundo tiemble y cada cual rece.

Por eso nombra cada día la guerra nuclear, los misiles estratégicos y la 3ºGM.

Ah, ¿qué no hay en el súper?

Ahora hemos de ser previsores y comprar algunas mascarillas… para el gas mostaza. Yodo, trajes… El sótano, el parking adquieren un valor nuevo. Las iglesias.

O sea, pensar qué vamos a hacer cuando se corte internet, cuando la ciberguerra nos machaque: guardar gasoil, comida, agua, velas, leña, baterías, placas solares, butano, lo que se pueda… y dinero en metálico. Un corralito se implementa en un minuto.

Y lo más importante: familia, amigos.

Es sólo por si acaso. No va a pasar nada de eso. El virus era un resfriado…

 

 

 

 

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