El ejército ruso llega a Kiev. Un vídeo en Twitter muestra explosiones en el cielo nocturno y luego quien lo graba corre y descorre una cortina. Podrían ser fuegos artificiales de las fiestas del barrio, pero son misiles. Correr la cortina para protegerse de las bombas es el primer impulso.
Luego te das cuenta de que la cortina no protegería bastante y vuelves a descorrer los visillos y sigues grabando. Grabar con el móvil y subirlo a redes es lo único que se puede hacer, al menos mientras haya conexión. Que la cortarán en cuanto se apoderen de la capital.
El horror se puede tapar corriendo la cortina de flores. Mientras estallan las bombas sobre el edificio de enfrente se ve reflejada la lámpara del salón, la lámpara del techo del hogar ya imposible. Luego, los subterráneos, el metro, los sótanos, el refugio.
Y el vídeo de Zelensky, el presidente de Uvrania, diciendo que estamos solos, que nadie viene a ayudarnos, quiere decir a combatir con ellos contra los rusos.
De momento, sanciones, y dosificadas.
Biden ha dicho que si tocan a un país de la OTAN tendrá que actuar. La pobre Ucrania no ha tenido tiempo de entrar en el club, un club que estaba destroy, Trump por poco saca a USA de la OTAN, y pocos socios pagan las cuotas que harían falta para afrontar este desafío.
El invasor cerca la capital.