Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Curso para aprender a pulsar sí o no

El dipu estaba en casa por enfermedad y se presenta en dos zancadas en el Congreso. El listero. Adobado de sí.

El trumpismo se ha instalado en esp. La locura y el lawfare desgobiernan. El manejo de Murcia, las trumpadas de Ayuso, los voxinazos de Casado, la deriva informal de la vida política y de la vida filibustera en general.

Sólo de ver cuatro frases de los mítines de CyL ya dan ganas de salir corriendo. A dónde. Dónde mejor.

Pero todo está agotado. Los socios del gob dan grima, casi tanta como el propio gob. Las oposiciones tamayeras y las otras son espeluznantes. Quizá merezcamos esto. Algo habremos deshecho.

Todo está emponzoñado, corrupto hasta el último voto, telemático o presencial, o ambos a la vez. La corrupción sistémica y estructural, más arraigada que el genoma más rancio, se ha robustecido en estas décadas, no hay remedio, mejor admitirlo.

Otra vez.

Y para siempre.

Siempre hay ilusiones, ilusorios paramecios, escapes, fugas de sentido y sensibilidad, poesía, cine, series, bancos de alimentos… pero la clase política se ha retratado otra vez, mil veces.

Tantos genes podridos. Tanto epigenoma estropeado.

Quizá aquí queda mejor el propio gob sanchero y su socio principal, pues han conseguido el pacto de los montes entre sindicatos y patronal (ninguno de los dos entes está muy legitimado, y quizá por eso se han puesto de acuerdo, lo que tiene mérito), en todo caso este retoque a la ley laboral ha sido un hito increible, quizá el único en este hundimiento pandémico y ético.

Etílico.

Cuando quiten la mascarilla no sabré qué hacer con mis caras.

 

De vendredi

..

Y así ha ido todo en enero

Subiendo la cuesta con el saco a la espalda

de piedras lleno

tu camino

Murió Joaquín Carbonelll y aun se le oye cantar por los teatros

presentar sus libros por ferias y pueblos

perdidos

Y ahora ha muerto Ángel Guinda

olvidados todos

sobre todo los vivos

de sí mismos

Y cada día salen nuevas flores

muertas de sed

y pánico

bla bla

Que ni puedas ver cómo se doblan las hélices

del barco

por el peso de los recuerdos

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