Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Ni un alma

La ilusión permanece, aunque es como el electrón y su principio de incertidumbre de Eisenberg.

Si sabes una cosa no sabes la otra, ¿no es eso?

Ah, la incertidumbre, ¡qué pilla!

El ambiente se iba animando, bajaban skaters haciendo eses, piruetas, trompos. La calle no remontaba. Desde marzo de 2020 no habían vuelto los turistas chinos con sus alegres pantalones.

Nada, chico, ni un alma. Esto no arranca.

¿Viste a Nadal?

Pa ver a Nadal estoy yo. ¿Ves esas tiendas? Ya no abrirán más.

Unas cierran otras abren.

Hmm.

Se rehabilitan edificios a todo meter.

Las colas de la churrería llegan hasta el río, ¿lo ves?

Una para entrar, otra para llevar.

De todo ha de haber.

La inflación corre desbocada calle abajo, ¡al seis por ciento! desemboca en la plaza y se desliza por una rampa de chapa que pusieron para evitar la escalinata, luego hace unos trompos en la plaza, salta y ¡PLOF! se hunde en el río fangoso.

Baja sucio otra vez.

Se ve que ha llovido por ahí arriba.

Tañen las campanas sin ton ni son, nadie sabe qué dicen, ¿usted lo sabe?

Qué va, son grabaciones antiguas. Por lo menos de cuando atacaron los franceses la segunda vez.

Como si dieran la alarma.

Eso.

Ctalng catlong clonk ckolonk.

Es que no hay nadie.

No, ni un alma.

Ha muerto un poeta.

 

Pero hay un avance: «Un microscopio ultrarrápido combina la resolución espacial y temporal atómica y permite obtener información sin precedentes sobre la dinámica de los electrones en las moléculas» (MaxPlanck) (en inglés). ¡Algo es algo!

 

 

 

 

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