Como todo, la guerra es cosa de empresas. Hay que abrir mercados, agitar el marketing de contenidos, buum.
En estas horas ucranianas ha muerto el poeta Ángel Guinda, larga luz a sus poemas que son sus vidas.
La peli No mires arriba muestra esta empresización del Estado, que siempre ha existido pero ahora llega al espacio. La guerra es necesaria sobre todo si fabricas o vendes armas. A veces, casi siempre, es suficiente con mencionarla, acercarse al abismo, para venderlo todo.
Si tienes una generación nueva de misiles hipersónicos hay que probarlos antes de ofrecerlos en el catálogo.
Si los clientes no se animan entonces hay que forzar un poco las fronteras, el agitprop, pegar un petardazo inerte, o que muera alguien, como el archiduque aquel de la Primera.
Las armas de Europa son Grecia, Roma, la Ilustración y el Cristianismo, ahora muy mal visto por la conducta de su propia Iglesia. Las armas prácticas de Europa son la Unión, su moneda, el espacio Schengen y el estado del bienestar, que ella misma va desmantelando poco a poco a toda velocidad.
Las empresas, en Europa, no pintan nada. Y esa es su ventaja y su fail.
La gran arma hipersónica y la energía de Europa, incluyendo a todas las Rusias, es la poesía.
Mientras se editan los catálogos de nuevas armas
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Ha muerto el querido poeta Ángel Guinda, alegría plena de vivir y escribir.
Semblanza por Antón Castro:, que cita estas palabras del poeta: “el mundo de la poesía es una cosmovisión, un ámbito sagrado, mágico”.
También incluye un poema, que contiene estos versos:
Fue feliz desterrado
de la realidad.
No descarta
ser feliz bajo tierra
mientras sigue la vida.
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