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El big data del alma

De los memes de la época solo queda el perro

Va cayendo la semana en pleno lunes, partido en mil pedazos, sesgos, intereses, peleas. La pelea mayor es por el sentido, la realidad y los hechos.

The Washington Post publica que las promesas climáticas de los países se basan en datos defectuosos.

Los datos suelen venir ya molturados de serie, ni siquiera habría que cocinarlos. La cuántica nos dice que el hecho de mirar altera lo mirado. Esta obviedad no se admite en lo macro, solo en el nivel que opera la física cuántica. Pero habría que darle una oportunidad. Los cuerpos y las cosas y los containers, por muy mostrencos que sean, mutan bajo la mirada. Luego viene el WP a estudiar cómo, si es que se puede estudiar o analizar sin alterar el mismísimo cómo.

Va cayendo la semana en pleno lunes, las ciudades ofertan mil actos, los pueblos ven pasar las hojas y, con suerte, las furgonas del pan y los víveres… los bancos han cerrado en todas partes, ya no existen y nadie quiere saber nada de las personas. La sanidad está petada, los aplausos se han vuelto gritos, malas caras, presión mundi.

Los gobs apuran sus medios, todos, para colocar memes en feroz disputa de las conciencias ya muy saturadas de cada cual en sus cosas, que son las del mundo, quizá más presente que nunca, o con más inmediatez. Pero cada cual puede huír, al menos en apariencia, refugiarse en sus redes, siempre alteradas o mediatizadas por las propias plataformas, que están entre los afectos/intereses y nunca son inocuas ni transparentes.

Cae la semana en pleno lunes con el dolor de facturas, el ipc desbocado, recibos del sinvivir, y el país esp que no despega y los datos que se contradicen. Los úncos datos rentables son los robados con permiso a ciegas… por su bien.

El agente decisivo ha dejado de ser la empresa, en USA el abandono de trabajos es mayor que nunca, algo inédito en la era del trabajo basura y la precariedad universal, que parecía intocable.

Aunque no se puede decir y quizá es falso el clímax neolib ha pasado y va quedando un semivacío en ruinas, una decadencia sin alternativa, pues las ficciones de la época se han apoderado de todo y han arraigado: el invidualismo, ya utópico o impracticable, el coche, la microfamilia como grupo fosil de whatsapp… solo queda en pie el perro, último refugio de la empatía residual y los afectos.

El perro sustituyó al hijo.

 

 

La existencia intermitente de la UE

 

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