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El big data del alma

El destino de cada céntimo de los euromillones debería estar en una web en tiempo real

Septiembre irrumpe con todo. Jueces, luz, precios, parálisis.

El gob trata de seguir pero todo se arma en su contra. Tanto va el cántaro a la fuente que la precariedad es ya un anhelo. Como cuando anhelábamos el mileurismo ya superado (por abajo) sin remedio.

La precariedad sería el estado ideal, pero es algo ya superado (por abajo) ante la escasez cruzada y los precios en alza sin fin. Tal como estamos, la precariedad es un privilegio.

La precariedad solo la disfruta/padece el propio régimen.

El pandemonium y sus mutantes solo estaba empezando, la economía de un país turístico y fiestero se ha hundido tantas veces que hasta parece que podría remontar si… siempre hay un condicional como una casa.

El pandemonium nos ha matado otra vez, los muertos de las primeras olas se aparecen como ahogados, listas de listas interminables de nombres sin despedida.

El gob sanchero, renovado para que los nuevos pasen inadvertidos y los despedidos se olviden cuanto antes, no tiene ni una idea. Pelea por minuncias retóricas en un país devastado que vive de las rentas y los créditos. Pelea por el último céntimo.

Los euromillones, esos nueve mil millones de euros de agosto, no se sabe por dónde andarán. En qué cuentas engordan, a qué cuentas van. Y los que tienen que venir. A ver si Alemania, elecciones precarias, no cambia de idea.

La medida básica sería poner una web solo texto o excel que reflejara en tiempo real cada céntimo que sale y a dónde va.

En tiempo real.

 

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