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El big data del alma

El supermeme del G7 sobre un impuesto global, el clímax del marketing

El G7 acuerda imponer un 15% de «impuesto mínimo universal» para las multinacionales. Es un primer paso hacia el nuevo disimulo global, o al menos occidental. (Es dudoso que China participe en este retoque cosmético, y es posible que se haya diseñado contra ella).

Hasta ahora se disimulaba por países, bloques, entidades. A partir de ahora, sin dejar esa línea individualizada, se inicia un gran fingimiento de occidente. La propuesta, ficticia, da idea de que el neocap se reforma a sí mismo en la buena dirección. Incluso refuerza la ilusión de que el Estando conserva algo de poder ante los colosos que manejan el mundo.

Es un meme colosal para reiniciar un zombi.

Las megacorps que ya mandan pueden suscribir un decorado que ellas mismas han ideado para que no implosione el sistema y seguir unos años más. El selecto club del 15% ya traerá el reglamento para evadir el 99%… o cobrarlo en especias.

La especia más valiosa ahora son los datos de los ciudadanos de cada país.

Si se hiciera bien y sin excepciones ni trampas, se podría recauchutar el mundo ya destroy, pero es más una jugada del eterno marketing basura que otra cosa. Desde hace cuarenta años la imaginación es un think tank al servicio del negocio y la mercantilización extrema de la vida.

Ahora usted podrá vender o donar su adn igual que subrogar su maternidad, etc. Todo legal y sellado por un blockchain oficial.

Toda una vida es vendible o regalable a cambio de pizcas de aire, reputación (como en China), o gratis (Palantir).

Cada lustro este agitprop corporativo recibe un nombre, aunque no lo han bautizado todavía porque solo esbozan vaporosas intenciones.

Europa, en su cerril atraso, ni siquiera está por fingir.

 

Algo de este tema en The Economist traducido por La Vanguardia

 

 

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