Las palabras crean realidad. Si el emisor tiene mucha potencia y convence sus mensajes crean el mundo entero, lo explica Alicia en el país de las maravillas. Las palabras son el arma definitiva cargada de presente, una frase afilada puede matar y mata, puede arruinar vidas enteras y eso también hace peligroso el vivir o el sinvivir.
Pero también pueden hacer mucho bien, las palabras.
Y se pueden crear realidades íntimas, paralelas, para uso personal o familiar, de la tribu. Ahora está de moda decir que lo que nos decimos nos crea, es un meme de éxito, el propio meme se crea su propio éxito y recorrido, es ejemplo de lo que dice.
Animismo posmoderno, ciencia sin descubrir, lo que sea, funciona. El cerebro es una nube de palabras.
Lo que te dijeron de pequeño te marcó, etc. Hay técnicas para desprogramar esas palabras que nos hicieron daño y programar que podrían ayudarnos. A Freud la neurociencia le da una segunda oportunidad. Todo está en el alfabeto, la cábala no es necesaria, basta con el significado, la sencillez es la acción, el verbo actúa.
Las palabras dan novelas, es otra forma de hacer realidad, películas, teatro, anuncios, discursos, podcast. Estamos en la nube de palabras que nos atraviesan en todas las frecuencias y a todas horas. Nunca ha habido tantas palabras, y tanta avidez por encontrar cada mañana las que nos animen.
Por explicarnos la vida cada día.
Cada minuto empieza el mundo.
Pero hay que nombrarlo.
En soledad solo oímos nuestras propias palabras, cancioncillas, estribillos, refranes, memes, monsergas. Dicen que nos repetimos muchos mensajes negativos, letanías a la contra: el porcentaje de mensajes basura tal vez coincide con el de la materia oscura y los trozos repetidos del adn que todavía no sabemos qué hace.
Casi nada sabemos, pero lo seguimos nombrando, a veces a fuerza de repetir damos con la fórmula.
Que acertemos hoy a enunciar lo que queremos ser y decirnos.
Gracias. Buen día.
