Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Archivo de enero, 2021

Microvidas

Vidas mínimas o vidas al mínimo, es la ecuación que nos deja el covid. incluso a los pobres youtubers millonarios, que tienen que irse a Andorra. No la de Teruel, la otra.

Vidas micro que no se ven ni con el TAC.

Las microvidas que nos deja la covid solo se pueden ver con simulaciones, con lo caras que son.

Son vidas mínimas (Historias mínimas de Javier Tomeo) totalmente reinventables. Vivir del aire, de Antón Castro.

Las microvidas van asumiendo que todavía tendrán que hacerse más mínimas. Somos reductores de cabezas, nuestras propias cabezas. Lo posible se ha ampliado al revés.

Queda el mundo de la imaginación, que ya es inalcanzable: hemos perdido práctica. No sabemos imaginar. Igual que perdimos la cola o las aletas, así hemos perdido la imaginación.

Todo nos llega por el móvil, para qué imaginar.

La facultad de imaginar solo se podría resucitar si se reconociera que no sirve para nada. Es un requisito duro en estos micromomentos. Y si se resucitara no valdría.

El mundo se iba confinando antes de este hachazo covídeo, la oclusión ya viene de lejos.

En el 2008 las vidas se jibarizaron bastante, o quizá demasiado. Según el sector y el nivel. Pero todo acaba por afectar a todos. Si el mundo entero se degrada algo te cae.

Vidas micro deben reiniciarse cada cinco minutos, pues todo se comprime y se expande a espasmos raros. El toque se queda.

Hasta la imaginación ha de ser nueva. La versión anterior no se puede restaurar. Shok.

O que nos inserten ya el chip de IA. Cuanto antes reconozcamos que hemos llegado a un tope, antes podremos superarlo.

Gracias.

A la vez que ponen la vacuna podrían insertar el chip IA. Aunque lleve anuncios y cookies.

El toque se queda

La vida exterior ha desaparecido y el toque de queda se queda.

Apenas queda nadie vivo por la calle, excepto los extras que contratan los gobs para dar ánimos y los polis que patrullan con la misma finalidad. Ni los zombis salen. Los repartidores son invisibles. La nieve es eterna.

El toque de queda al principio sonaba a algo terrible, propio de películas antiguas (guerras) y dictaduras abominables.

Ahora es un must, una comodity, un random o un fandom.

El toque de queda es intercambiable y pronto habrá modas y marcas con ese name. Un touch ya trivial, y más en España/Esparta, que cada autonomía lo decreta a una hora, según la tradicional hiperproductividad de taifas leguleyas.

La productividad copiapegante para echar leyes, decretos, edictos y ordenanzas sigue creciendo. Ahora ni siquiera hay que legislar respecto a algún asunto: la pandemia elimina ese engorro: las ccaa’s y el Estado (catastrófico) pueden legislar día a hora sin salirse del género vírico, y pueden contradecirse en tiempo real y en el mismo huso horario.

Después del mapa del tiempo echarán el mapa del toque de queda. Eso une mucho, ver las diferencias todas juntas es total.

Quieras que no, el toque se queda. Ya nos hemos hecho a él. Es un hábito neolítico ya restaurado. A tal hora, cierre total.

En el debate absurdo de si antes o después o blabla se obvia lo básico:

El toque se queda.

Sirve a las autoridades innumerables para dar señal de sus arduos trabajos absurdos, propios de esta era cosplay.

 

Las vacunas van despacio. No se sabe (nada en general) si es por la proverbial ineptitud del sistema (Estados modernos habrían abandonado el servicio público para ser solo un pretexto para el beneficio privado), falta de vacunas o/y que la gente se resiste a probarlas.

Casi que sí una mezcla de las tres: pocas vacunas, sistema público casi desmantelado y mucho negacionista.

La teoría no ha llegado aun. Parece que se vacuna poco y a ratos. Ahora los sanitarios.

La nevada persiste en algunas partes, las nieves eternas: no hay forma de quitar la nieve, el hielo, la desidia oficial.

En el reino de la propaganda, según el corpus establecido por Trump y sus followers, Bolsonario, Boris Johnson… cada cual con sus diversidades, pero cada cual a lo suyo. El corpus doctrina: decir mucho y no hacer nada. Algo para la privada.

La Unión Europea, con sus fondos y firmados, está parada viendo series. La burocracia online es apasionante. Toda esa maquinaria herrumbrosa.

Estados Unidos, en grave crisis política, con un presi que no se quiere ir, que incita a la sedición, con un presi entrante que no quiere entrar, y con millones de ciudadanos que lo consideran ilegítimo (como en España a Sánchez, al menos hasta hace poco, ahora, quizá por la costumbre, el hombre se va consolidando), es un guión estándar.

La política es un cosplay, sea lo que sea eso. Mundo pop(ulista), pura imagenería, como en la Edad Media.

Las vacunas van poco a poco, brazo a brazo, y no se sabe nada de ellas, del precio, del contrato, del lote.

Ha surgido el subgénero vacunas sexys o sexyvacuna, que ya tiene algunos hitos en portadas. Hay mucha necesidad de algo, algo lo-que-sea. Algo pues.

 

 

La turba se equivocó de objetivo: en vez del Capitolio debería haber asaltado Facebook

La turba se equivocó de objetivo: en vez del Capitolio debería haber asaltado Facebook.

A lo mejor les confundió Google Maps, que a veces también se equivoca.

Facebook es donde está el poder. Por eso los representantes de Estados Unidos sentaron hace unos meses a Mark Zukerberg en esas mismas estancias…

El gob USA acusa a Facebook de monopolio y pretende trocearla, aunque antes le trocearán a él.

De hecho ya nadie habla del asalto al Capitolio ni de Trump: el tema es que Twitter y Facebook le han cerrado la boca, la cuenta.

Facebook es Whatsapp e Instagram. Ahí está el mundo publicándose en canal.

Facebook ha avisado que va a cruzar sus datos con los de Whatsapp… Y unos millones de personas se han ido a Telegram… a Signal.

Pero qué son unos millones.

La horda trumpiana fue a tomar un lugar en el que, como se vio, no queda nada: un atril.

–¡Hemos conquistado un atril!

El modesto mueble de la democracia analógica.

 

 

Quizá el asalto al Capitolio no fue para vindicar a un Trump ya derrotado sino para desagraviar a Facebook. Y para reprochar a Zurkerberg, de paso, por no haber sabido ganar las elecciones para Trump, como quizá hizo la otra vez, y como pasó en el Brexit con Cambridge Analytica, etc.

Facebook ha decepcionado a los trumpers.

 

 

 

 

Francia cierra a las seis de la tarde

Francia cierra a las seis de la tarde.

La gravedad de esta tercera o cuarta ola covídea se refleja en que Francia decreta el toque de queda a las 18 h.

A las seis, casi a la hora de los toros.

Ahora no hay toros, pero cuando había empezaban a las cinco. En Perpignan y otras ciudades del sur de Francia hay plazas, y corridas.

Picasso en Arles. Y Van Gogh. Bebiendo grog.

Lo demás, o cae lejos o es el desastre español: Madrid, intransitable al séptimo día descansó. España está dispersa, dislocada.

Al Reino Unido se le va yendo Escocia. Y muriendo.

Las variantes del virus le asombran hasta a él mismo, qué velocidad mutante. Debe de ser un bicho escapado de una serie sin estrenar.

Todo eso, el confinamiento estricto de muchos países, el terror a la nueva oleada (que ya ni se sabe cuál es), la parsimonia de las vacunaciones (excepto algunos cargos locales, que enseguida se cuelan) y el gélido pasmo famélico…

Todo eso es la rutina letal de hoy. Hasta el Golpe-USA-Capitolio, se va asumiendo como entertainment, pero lo de Francia es irreparable. A las seis pronto será de día.

Ya lo dijo Josep Pla en la entrevista en TVE en el programa A fondo con Joaquín Soler Serrano: Francia no es lo que era. No es literal, está en youtube. Año 76 aprox. La decadencia.

Francia siempre ha cenado pronto, pero el toque de queda a las seis indica que se ha acabado París era una fiesta. C’est fini.

Ay mama.

Lo peor es que Francia cierra a las seis de la tarde para no pensar. Para no pensar en nada. Todos a leer Sumision.

Todos lo hacemos a todas horas: lo que sea con tal de no pensar. Es un arte.

Escapismo total. El suerrealismo vino porque la realidad era inaceptable.

Estamos perdidos. Si Francia cierra a las seis ya no hay esperanza.

Ni surrealismo, eso ya se probó en su día.

Desespoir total. Ni el spoiler se salva.

Italia cuece su ritual crisis de gob. En todas partes: todos quieren gestionar los euromillones.

Alemania elige el recambio improbable de Merkel. Que se va yendo.

La marcha de Merkel y el cierre de Francia. Mon Dieu.

España tiene estabilidad y presupuesto aprobado, dentro del desbarajuste. El virus corre loco. Las ucis petadas.

Y aun no hemos quitado el Belén.

El Congreso es el garaje hermético, cerrado a cal y canto.

En USA nadie sabe si va a haber más golpes amateur… o uno profesional. El FBI está en ello.

En España el viernes ya se ha vuelto lunes.. al sol.

 

 

 

 

 

 

Retrasan el Foro de Davos porque no se les ocurre nada

Península Ibérica bajo el impacto de la borrasca Filomena. Imagen de ESA, retocada.

El mapa de la ESA bajo la nevada muestra que la península ibérica está preocupada.

El mundo va muy apurado y por eso notas la presión de la historia sobre tu pecho. Napoleón entrando en Jena.

El imperio Otomano a las puertas de tu casa.

Es la historia, que te pone un impeachment cada diez minutos.

Además de la pandemia, la gran nevada y el desastre sientes la presión de tu jefe o jefa sobre ti.

Esa presión viene directamente de la cumbre de Davos, que este año se traslada a Singapur y a mayo. No es por la pandemia: es porque no se les ocurre nada.

¿Y de qué podríamos hablar?

Nadie sabe que existes excepto tu jefe (si tienes la suerte de tenerlo, mira el pobre Elon Musk, pidiendo consejos para gastar su fortuna, la primera del mundo, o ese Jack Ma, dueño de Alibabá y desaparecido porque no es del agrado del PC chino).

Si fuera ruso le habrían dado un cóctel de polonio, o le hubieran untado el calzoncillo con Novichok. Si fuera de Arabia Saudí… krrrrr.

Nadie sabe que existes excepto tu jefe, que es una máquina incluso si es humano. Un humano bajo presión puede ser más insensible que una máquina, como se vio en  Alemania el siglo pasado y ahora en esas satrapías.

El foro de Davos lo retrasan porque a los asesores que rellenan los discursos no se les ocurre nada: les pagan poco, tarde y mal. Los capitostes del foro de Davos son tal para cual. Tal para quark.

Tantas calamidades… la excusa inmejorable para dejarlo estar.

Además, el foro se había llenado de gente.

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Nadie sabe que existes excepto Dios (si tú le das permiso para inmiscuirse en tu vida; en caso contrario te olvida y deja de existir).

 

Así que deja de quejarte a todas horas.

Hasta el foro de Davos se aplaza y se traslada y paga poco, tarde y mal. Es tan humano.

Nos vemos en mayo en Singapur.

 

Apostillamen te

Grandes bolsas vacías a la espalda proclaman que estamos alcanzando un nuevo hito del abuso universal.

No llevan nada más que el logotipo. Es la publicidad humana de los terribles 30’s, el hombre anuncio, pero más rápido.

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Del foro de Davos no se acuerda nadie. Es un evento vacío, el baile de gala del inicio de temporada. Pero a mí me gustaba.

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Todo lo que sea inútil es beneficioso a la larga.

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También nos ha pillado el negacionismo meteorológico

La pandemia agravada con la nevada, estamos fuera, helados, perdidos en la tundra doméstica,

Nos avisaron y no hicimos caso, yo el primero, que me olvidé la bufanda, el gorro… quizá es que no podíamos más. Tantas penalidades, tantos muertos. Tanta osadía y tanto miedo.

Pero hay que poder, hay que resilienciar, o como se diga. Hasta el último suspiro (memorias de Buñuel, que nació en la edad media) hay que resistir y echar una mano. Y recibirla.

La cifra de muertos extra del año 20 es 70.703.

Los muertos que reconozcan los gobs por covid es irrelevante, ningún gob quiere que se le muera la gente en su año, a lo mejor un porcentaje se ha muerto de asco, hambre, pena, dolor indefinido, depresión, espanto.

Lo peor de los que se han quedado es no haber podido despedirse de los que se han ido, ese hueco se queda como un agujero en medio de la posvida, hay que seguir, etc. pero ese hueco es irremediable, el tiempo quizá, consuelos de la humanidad errante que ahora destruye el planeta: la peli de George Clooney, Cielo de medianoche, va de eso, el fin del mundo y Adán y Eva en una nave espacial.

Setenta mil setecientos tres.

La nevada sobre la pandemia (sindemia) nos ha pillado en pleno negacionismo de la meteorología, que ha acertado y la ola nos ha pillado escépticos y sin bufanda ni gorro ni cadenas, con coches viejos para las fuerzas de socorro y sin un mal 4×4 que echar a la nieve.

A las autoridades Filomena también las ha pillado sin los deberes hechos. Estamos acostumbrados.

Todo nos pilla en la cresta y clímax del neocap o neolib, que predica y practica el sálvese quién pueda y el recorte austericida universal y el regreso a la eco feudal, grandes señores digitales. Elon Musk ha pedido ayuda para hacer filantropía, que dice que es muy difícil.

Los recortes nos han matado. No había de nada cuando hacía falta. Ni industria (recortes de los 80) ni mascarillas ni batas ni oxígeno. Ya casi lo hemos olvidado, quedan los 70.703. Sin despedida. Sindemia pandemia.

Los señores feudales de la energía, la sindemia se compone a varias o muchas pandemias entrelazadas que se retroalimentan y se refuerzan mutuamente. Los señores del aire, el agua y la luz. Los políticos se jubilan en las energéticas, la lista circula por todas partes.

Entretanto en Trumplandia todo está en el aire, si estuvieran preparando un golpe ni nos daríamos cuenta. Esperemos que no, aun así la segunda parte va a ser complicada, polar.

Tanto someternos a las restricciones covídeas nos hemos hecho negacionistas de la previsión meteorológica, incluyendo a los gobs.

Ánimo y a seguir. Ni chistes quedan.

 

La peli Long Shot (Casi imposible, 2019, Jonathan Levine) es divertida y tiene diálogos interesantes.

 

 

 

 

El trumpismo tiene al mundo en vilo

Trump y sus numerosísimos partidarios tienen al mundo en vilo. ¿Qué harán ahora?

Al fin hay algo entretenido en USA. Los personajes del primer asalto al Capitolio ya deben de tener sus moldes hechos para fabricar juguetes: el de los cuernos de búfalo, el que se despatarra en el el sillón de Nanci Pelosi…

Nueva remesa de antihéroes bizarrísimos supremacistas blancos etc.

Parece una tontería: tomar el Capitolio y hacerse unos selfis. Oh, es verdad que han muerto cinco personas, son cosas que pasan.

Lo lógico es pensar que no va a pasar nada más, que no van a violentar de nuevo la legalidad.

Cinco muertos.

Pero, ¿quién puede controlar las pasiones desaforadas de esta multitud?

No, no van a hacer nada más.

Lo mismo pensábamos respecto al día de Reyes. El asalto al Capitolio nos pilló desprevenidos, especialmente a las fuerzas de seguridad.

Es muy extraño que las agencias de inteligencia no supieran leer la situación y no alertaran para evitarla. ¿O lo hicieron?

La masa enfurecida iba improvisando…

Quizá nadie sabía lo que estaba pasando, ni siquiera los mismos que lo hacían. Pero las redes ya estaban bastante calientes.

Todo estaba perfectamente desorganizado.

Ahora estamos en vilo por si el trumpismo produce nuevas convulsiones o conmociones.

Y por el contagio al resto del mundo.

Entretanto pronto saldrán al mercado los nuevos moñacos bizarros de los que tomaron el Capitolio el día de Reyes del año 20.

Que acaba de empezar y ya casi está acabado.

 

Actualización 21:45

El FBI sabía la que se preparaba

 

 

Me reí con Fran Lebowitz y Scorsese en Netflix

 

 

 

 

Digiriendo la visita guiada al Capitolio

El mundo digiere el asalto al Capitolio USA dedicándole un minuto de atención extra a las imágenes, resúmenes de resúmenes.

¡Un minuto es mucho, o todo! Ya casi nadie consigue ese minuto.

Así que desde ese pdv de la atención (tan relevante) el asalto de las huestes de Trump ha sido un éxito. Más que la publi del descanso de la SuperBowl o los Grammy y todas esas monsergas.

Las campanadas de la nueva era Trump que ya gobierna en paralelo desde las calles inflamadas y las redes. Gobierna desde fuera.

Analistas y encuestadores destacan el respaldo y la fidelidad de sus votantes a Trump ···> Tenemos un nuevo Ente USA (y admiradores e imitadores por todo el mundo): Trump fuera de la ley.

Hay que acostumbrarse a lo raro, a no entender nada. O entender entre un poco o muy poco. Ni siquiera podemos saber si lo que podemos entender del estado y funcionamiento del mundo es más o menos que hace xx años.

La incertidumbre la solemos pensar hacia el futuro, incluso inmediato que, por lo tanto, afecta al presente. Pero, y por eso mismo, impugna el pasado. La incertidumbre afecta al pasado.

La incertidumbre alcanza más o menos hasta la expulsión del paraíso. Aunque no está claro quién expulsó a quién. ¿Lo ve? A eso me refiero.

Para Trump y sus partidarios la toma del Capitolio es una visita guiada… por el mismo presidente… Trump.

La internacional trumpera le apoya.

Le quedan días (hasta el 20) y luego seguirá ahí, como su propio fantasma, apoyado por millones de votantes que no tienen ninguna perspectiva. USA ha abandonado durante demasiado tiempo a demasiada gente y ahora se han unido en torno a un loco peligroso.

El asalto al Capitolio fue una visita guiada desde la Casa Blanca. Es como si Trump les hubiera invitado a una barbacoa ilegal, una rave, un golpe de estado permanente.

El golpe permanente empieza como una verbena callejera, una manifestación pacífica… una barbaoa de sentido: se asa la legalidad y se zampan las rutinas de la democracia: esos chiflados han entrado en la casa de todos.

Si no sientes dolor por esa intrusión es que la mereces, o que tienes tantos problemas que te da igual… podrías incluso apoyarla.

Si procesan a Trump o le someten a impeachment él habrá triunfado, será un martir y sus mentiras serán inamovibles. Sus partidarios tienen por fin algo que hacer. Intensidad, protagonismo, vida. Y si no lo procesan, también habrá triunfado.

Hasta ahora los trumperos han sido sufridores de la historia, qué fracaso y cuánta tristeza. El final del látigo de la long tail, al final de todos los procesos, al final de la globalización y la desindustrialización (Frances McDormand en Nomadland), ahora son los protas.

Y no se van a bajar de ese burro muerto que ahora es un caballo de carreras lanzado.

¡Pilotando la Historia! Aunque haya cinco muertos. Qué sensación.

Y ese es el peligro. Que muchos millones de personas dispuestas a todo y que se creen una sarta de mentiras se tomen la revancha y quieran disfrutar de un poco de protagonismo excesivo y se lleven todo por delante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El putch de Trump es un precedente nefasto y no puede quedar impune

El asalto al Capitolio ha sido el clímax de la normalidad: fascismo transversal, ultraderecha ya normalizada e invisible. Totalmente implantada y normalizada.

Y la vuelta al orden es la vuelta al caos habitual.

La tranquilidad con que esos vándalos tomaron la sede [Error: después de ver las imágenes del asalto y la violencia que emplearon, esta línea ya no vale, quizá invalida todo el artículo: disculpas] de la representación, la democracia, explica que se sienten legitimados para hacerlo. Nadie les impidió apoderarse del Congreso y el Senado y desalojar a los representantes.

Hasta se llevaron cosas para venderlas en eBay, con toda impunidad.

Las propias fuerzas de seguridad creían que esos tarados con cuernos venían de parte del presidente de Estados Unidos: y así era.

Esta es la postnormalidad que tenemos ahora, el susto ha pasado… por poco. El putch ha sido efímero, pero queda esa huella, esa herida infame. La posibilidad de hacerlo con toda facilidad.

Ahora Trump reconoce su derrota para que no lo procesen por golpista, por inducir a tomar el Capitolio.

Podría haberle salido bien. Y estaríamos en el desastre consumado. Ha sido un 23F con todos los ingredientes.

Ha sido un ejemplo de populismo para todo el mundo, y en muchos sitios este esquema de éxito malvado va a triunfar y a consolidar la tendencia fakeadora y perversa que está acabando con la democracia. Los hinchas de Trump en todo el mundo están celebrando el casi éxito de su golpe de Estado, que viene desde el primer día de su mandato y ha sido largamente anunciado desde que antes de las elecciones de noviembre avisó con toda desfachatez que no admitiría una derrota.

Todo lo de Turmp ha sido nefasto, y es un indicio de lo mal que está el mundo y de la pérdida de confianza y credibilidad en la democracia. Que un tipo así llegue a la presidencia de EEUU refleja el desastre y el caos en el que estamos sumidos.

Si Trump no es procesado rápidamente y se lleva el castigo que le corresponde el problema seguirá creciendo. Será una debilidad imperdonable y el sistema estará más roto que ahora.

 

 

 

Asalto al Capitolio y vuelta al caos habitual

Tras la toma del Capitolio por la turba trumpera la pregunta es si la insurrección ha acabado o seguirá.

El Congreso de USA confirma la victoria de Biden. El propio Trump se aviene a una transición ordenada.

Y, lo que es más importante, Twitter y Facebook han bloqueado a Trump.

Los fanáticos de Trump, que ya es expresidente y puede ser juzgado por su conducta golpista, pueden repetir la toma de la Bastilla o las sedes de otras instituciones. Pueden pensar que son tantos como para seguir cuestionando el sistema.

Las imágenes del día de Reyes de 2021 son terribles. Hasta Venezuela se preocupa por el caos de Whashington.

Hay que ver las bolsas del mundo, la respuesta china, la reacción del propio virus, que es uno más en la ecuación.

El sistema no ha resistido treinta años de capitalismo sin rival (sin competencia, que es la clave del capitalismo).

Trump ha implosionado y la duda es si va a hacer estallar también a Estados Unidos. Las mentiras se hacen verdades si las cree la mayoría.

O una minoría dispuesta a todo.

Esto recuerda las tomas de los parlamentos en España en el ciclo post CRACK 2008, cuando Artur Mas, entonces presidente de Cataluña, tuvo que ir al Parlament asediado en helicópero, en 2011, etc.

Pero esta vez ha sido mucha gente y han tenido éxito, se han apoderado del Congreso y el Senado de Estados Unidos. La autoridad y la inteligencia, todas esas agencias, no han estado muy finas. No se han enterado del ambiente.

En España esta mañana han salido los helicópteros de la Policía Nacional a dar unas vueltas.

La duda es si el movimiento autoritario populista extremo que ha capitaneado Trump seguirá pugnando por alterar las normas y tomar los palacios de invierno. Aunque Trump ya solo busca dinero, para seguir ingresando donaciones necesita seguir con la agitación y las mentiras.

La locura y la devastación son universales. El caso de Brasil, cuyo presidente, el populista Bolsonaro, ha dicho que el país esaba quebrado y luego se ha retractado un poco.

Y la pandemia, que evidencia que es una sindemia.

Tras esta locura distópica (la peli de George Clooney) lo que tenemos es una normalidad espantosa. Y agradecidos.