Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

A quien tenga o cuide niños, el sueldo más alto

Ante el invierno demográfico, el paro absoluto y el trabajo de las máquinas hay una alternativa elemental: aquellas personas que quieran ser padres o madres son remunerados por el Estado y/o la Unión Europea por este trabajo que garantiza la renovación generacional.

Lo mismo para inmigrantes, parados, etc. Cualquier persona, por el hecho de existir, recibe lo suficiente para vivir. Y los que tienen o cuidan niños, capitaes generales. No hay oficio más importante, ni mejor pagado.

El estado del bienestar, en la práctica.

La deuda pública ya se ha disparado desde hace años solo que se ha repartido dinero a una parte mínima de la población. Que no lo ha capilarizado. Así que ahora podría hacerse con todos. Y los robots que trabajen y espabilen.

La iA ya viene preparada de serie para condonarse a sí misma la deuda.

Muchos niños todos ingenieros y expertos. Niños felices y padres y madres contentos, sin miedo al futuro.

Si la IA está mal diseñada y nos mata, allá se apañe, pero mientras tanto mejor repartir los millones que se imprimen cada día.

Etc.

Luego, y al mismo tiempo (pero luego) el cambio climático, la pandemia sindemia, etc.

La sindemia es la mezcla destroy de varias pandemias, una de ellas la desigualdad absoluta e irresoluble. Otras, obesidad, malnutrición, desesperación -> populismos, fin de la democracia, etc.

Y China presionando.

Estamos entre Soylent Green (Cuando el destino nos alcance, Richard Fleischer, 1973) y Rollerball (Norman Jewison, 1975).

 

El doc definitivo en este momento sindémico es:

“¡Akagoro kototo molunda sindeio!” (¿De qué sirve tener riqueza si el vecino no tiene pan?).

Lo dice Ayub, en Historias lamentables, de Javier Fesser.

Mercibeaucoup pues.

 

 

 

 

 

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