En la sociedad digital abundan las colas. Largas filas para todo. Mogollones en calles y carreteras.
Cada cual se exilia de sí, se hace un éxodo para ser otr@ u otri. El hastío de la identidad, esa pelmaza.
En el encierro la identidad o identidades se crecen y se creen dueñas del sujeto que las adopta.
Perderse entre la multitud y sus virus pululantes que flotan sobre las cabezas como halo o aura de santidad forzosa.
Quizá célebres aerosoles son cuentas en el collar de las supercuerdas.
La vacuna abre los bares y propicia el jolgorio y los abrazos cárnicos, carnívoros. Eso esperamos.
Merkel habla con sus ciudadanos por Zoom, o más bien les escucha. La jefa de Estado escucha a sus ciudadanos.
Hacemos cola en pleno frío para sentirnos juntos, cercanos, aunque sea de unos desconocidos, o quizá por eso, porque son desconocidos.
Las colas son las orgías de este tiempo suspendido.
Gracias.
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Impresionante la peli Mark