Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Inmortales casi

Hemos salido a la luz y nadie nos recuerda.

Así era la vida aquella… la vida extraña de antes del covid y la pandemia.

Así fue, y luego todo se acabó.
Estaba empezando a acabarse cuando empezó de nuevo.
Y nadie se daba cuenta.

Excepto porque se deshicieron los polos y subió el agua hasta el segundo piso.
Hasta tuvimos que aprender a nadar.

Todo esto ya se había inundado antes, cuando hicieron el pantano o embalse.
Unos dicen pantano y otros embalse.

Estuvimos bajo el agua casi setenta años, luego cambió el clima y se secó todo.
Y volvimos a la superficie, o ella volvió a nosotros.
No sé cómo aguantamos tanto tiempo bajo el agua, se ve que el fango, el limo y la tierra húmeda hacen milagros.

Ahora hemos salido y en la ciudad no saben si estamos vivos o muertos, nadie lo sabe.

No tenemos papeles.

Nadie nos ha echado de menos.

No somos de este mundo.

Si tuvimos hijos emigraron o se murieron o las dos cosas.
En general la gente tiene muchas preocupaciones, cosas que hacer, parientes, anhelos…
Y nadie se acuerda de nada. La memoria es un lujo caro.

Por el tiempo que quita el pensar.

Así que somos peregrinos, no sabemos hacer nada, algunos teníamos oficios que ya no sirven.
Los coches van casi solos, aunque ya casi no quedan.
Solo el del presidente de la Diputación Provincial, que va con su familia de paseo los domingos.
Salen a visitar los pueblos abandonados y dicen qué pena te acuerdas qué bonito era esto.

Y en esas estamos.

Si alguien puede echarnos una mano, unos bitcoins o unas palabras, algo de atención, lo agradeceremos infinitamente (creo que somos medio inmortales ya, aunque eso nunca se sabe del todo).

¡Menudo gasto vivir eternamente!

 

EXTRAS

Nadie nos reconocía, salimos del fondo del valle y aquí estamos
Vagando sin rumbo
Espectros del averno
Ni siquiera sabemos si hemos resucitado o estamos esperando al último día
Las horas son largas y cortas y las piernas no nos llevan
Pero no podemos detenernos
Porque alguien nos acecha
En el desorden de los tiempos
.
Quizá estamos en una misión
Para la que no hemos recibido instrucciones
Sobrevivimos del aire
Y eso que está contaminado
Nos adaptamos a todo
Ahora mismo nos hemos adaptado a vivir en su cerebro
Aquí se está caliente
Oyendo el runruneo de sus pensamientos
Y el chispear de sus neuronas
¡Gracias por su hospitalidad!

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