La gravedad de los problemas explican que un tipo como Trump sea presidente de Estados Unidos. Y viceversa.
Siempre ha habido problemas, pero ahora parecen más graves. Quizá lo son.
El debate de anoche, según cuentan, se celebró en el modo Trump, que es el peor. Insultar, agredir, gritar.
Cero razones, una cosa de locos. Algo dantesco. El sistema de voto por correo, cuestionado. Si no funciona el correo un país es fallido.
Trump se jacta de no pagar impuestos, y eso le va a dar más votos. Tantas mentiras, tanta desfachatez.
El método Trump ha triunfado y se extiende por el mundo. Johnson triunfó con el brexit.
España es otro ejemplo del triunfo de lo peor. Si alguien ve la tele debe de estar horrorizado.
La sentencia de Bankia se puede recurrir. Habrá dinero para ertes y calderilla para burocracia, para compensar.
22.424 millones de euros para rescatar esa pifia de Bankia, que ahora pasa a mejor vida: ¡desaparece!
Y nadie hizo nada mal, solo forrarse. Los reguladores no regularon, pero a ellos no se les juzgaba.
La sentencia de Bankia es un superestímulo para hacer las cosas mal: el Estado soy yo, y me rescato a mí mismo de mil maneras.
El estilo de mentir y embarullar de Trump se impone por todo el mundo, y quiza eso es peor que los problemas que han provocado su presencia.
Si Trump no gana es que USA vota contra corriente, contra el horror que ella misma ha puesto de moda.
Bueno, no puede perder, puesto que ya ha dicho que seguirá de todas formas, que no reconocerá el resultado. Es una invitación clara a que le dejen seguir, por las buenas o por las malas.
Trump enfrenta a USA/mundo a este dilema: o él o guerra civil.
Que los demócratas hayan elegido a Biden demuestra que no les importa perder. Quizá prefieren secretamente a Trump. O confían en que el censo esté harto y vote a cualquiera con tal de no repetir.
Parece que la decisión la tomará de alguna manera el complejo industrial-militar.
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