Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Escenario levemente predistópico

Íbamos a salir y estamos entrando.

En la leve predistopía todo puede mejorar un poco. Hay que hacer reformas estructurales del día a día.

Vuelta al hogar y al encierro. Semiencerrados. Ni siquiera nos pueden confinar.

Reconfinados.

A ver quién se atreve a decir algo, lo que sea.

Salida interrumpida.

Polvo sudor y plástico, el Cid cabalga en coche eléctrico… con motor diesel.

La liga está parada, los playoffs en lista de espera, ni los chanchullos funcionan.

Nuevas oleadas de contagios, viejas mascarillas oxidadas.

Diseño y humo, Netflix ha agotado las existencias.

Nada en vena, bares cerrados semiabiertos, la nueva Ley Seca.

Ni los polis patrullan.

El que podía ya se fue, o se está yendo.

Seguimos haciendo homenajes dispersos a una incógnita, un número X de muertos.

La lista solo la tiene el gob: cada negociado maneja una diferente, según criterios mutuamente ignotos.

Lo único que funciona es la Unión Europea. Este cambio absoluto de escenario aun no lo hemos digerido.

Cada país es más o menos ingobernable, y el fiambre que ya dábamos por fallecido, la víctima del covidismo, la renqueante Unión Europea, resurge de sus cenizas y se une, a mala gana, como siempre, en torno a una nueva utopía, que es la Deuda.

Utopía ya distópica, como corresponde al Pandemonium, utopía inversa que desembocará en las Cruzadas.

Europa ya domina el mundo sin llamar la atención porque viene regulando los negocios en defensa del consumidor (a veces ciudadano), pesadísima burocracia de los derechos humanos ante la omnipotencia de las empresas. *

El antiguo capitalismo financiero, el de antes de la pandemia wuhámica, ya se veía perdido cuando la UE le ha dado 750.000 M€ de aire fresco y argumentos.

Estamos salvados dentro del posmundo irreal de la deuda, un duplicado sistémico que debe el futuro ya inviable.

 

 

Huesca tiene cuatro veces más rastreadores que Madrid

 

* La intuición y las demostraciones de Anu Bradford en su Efecto Bruselas desvelan el poderío de la UE por el mundo: un poder blando, pero impecable, legal, que crea un modelo universal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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