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El big data del alma

La modorra inercial precede a un superinvento del neocap del shock

A Facebook no le afecta nada nunca, tras cada escándalo, y son tantos y tan graves, sube en bolsa y aumenta las ganancias por anuncios. A Facebook le da igual lo que hagan Cocacola y otras empresas que dejan de anunciarse.

Facebook está en otra dimensión, tiene a medio planeta pillado por los egos, y por la publi, y usa a miles de millones de personas como quiere, experimenta, enreda, trastea en las sombras, y todo el mundo está encantado con ese monstruo maligno del averno bla bla.

El código nefasto se ha apoderado del mundo.

Lo único que le falta a Facebook es ser el banco mundial, que se ha retrasado un poco. Cuando anunció esa idea, Libra, el año pasado, Era Precovídea, se desataron las furias mundiales.

Así que reculó un poco y pasó a modo disimulo latente. Pero es lo único que le falta para apoderarse del planetoide climático covídeo póstumo.

La era de Trump. Facebook le puede entregar otra vez las elecciones a ese tipo, aunque parezca imposible. Ya lo hizo en 2016, y puede volver a manejar las conciencias de sus forofos, ya lo está haciendo.

Así que todo este barullo marquetero es filfa y humo.

Por lo demás, aparte del bluff del caso Gilead y el Rendesvir, que cura poco y está en cuestión científica (caso abierto), Tesla ha superado en bolsa a Toyota.

Así que el imperio destruido sigue sano en su prolongada decadencia.

Entretanto el neocap del shock está a punto de inventar o refritar algo ilusionante, algo que se pueda anhelar y vender.

Quizá será la supremacía cuántica, quizá la IA, que nos gobierne discreta y eficazmente sin molestar a los fondos de inversión que nos llevan.

Hay que estar atentos, esta modorra inercial solo es el preludio de algo inédito.

La época solo acaba de empezar.

Etc.

 

 

 

 

 

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