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El big data del alma

Temporada Alta, antes el precio que la vacuna

El nuevo desorden mundial tiene un cierto encanto: que el anterior era un desastre.

Así que estrenamos al buen tuntún un Nuevo Desorden Mundial con el anuncio más esperado de la temporada alta:

¡El precio de las vacunas!

Antes el precio que el producto.

Los chinos las prueban en sus tropas. A los uigures (minoría muy perseguida y machacada) les hacen abortar y si tienen hijos los mandan a un gulag. Los esterilizan, etc.

La gran noticia de la temporada alta es la vacuna, que cada dosis va a costar un riñón… ¡antes de encontrarla!

El valor del ultracapitalismo del ictus consiste en poner el precio antes de lograr el producto.

Soldados con dos o tres cabezas. Uigures con el DIU clavado en el esternón. El mundo simpsoniano acierta mucho más que Fukuyama y otros influencers.

Ya no queda casi nada del antiguo orden de los ptolomeos, qué gran dinastía emérita.

Así que antes de salir del KAOS vírico el subsistema ya intenta resucitarse a sí mismo a fuerza de PUBLI.

PUBLI eco. Macron se hace sostenible.

Antes de demostrar nada ya hay listas de espera para la vacuna.

Pero, ¿cúal de ellas? La oferta, amplísima. se concentrará en breve. Tal vez Volkswagen se lance a crear una.

Así es el mercachifle universal. El deseo fashion snobizante es más fuerte que la capacidad de endeudamiento, practicamente ilimitada a partir de una renta de mil millones aprox (más evasiones rutinarias).

A partir de un cierto tamaño, todo es Quantitative Easy Rider.

Las vacunas y todos los fármacos que se puedan retroinventar ya están rodando los anuncios para el otoño. Hasta la aspirina vale, si cambia de envase.

Tos de otoño. Los envases, los nombres de ensueño, las ilustraciones… las burbujeantes sílfides que han dejado de toser, los adonis apolíneos que posaban para perfumes… todo se lo ha llevado la farmacia.

Turismo de vacunas.

Universidad que al matricularte te vacuna.

Etc.

Hasta el coronavirazo lo que más se demandaba era matemáticos, aunque no se supiera muy bien para qué, pero molaba tener uno en casa, como antes la institutriz o el gestor de sudokus. Ahora, en la próxima temporada alta, se buscan poetas para marketing de potingues.

La fórmula magistal de agua salvífica ya está medio plagiada, solo falta el envase, las metáforas… y el precio.

Que ha de ser espectacular.

Tras el miniescándalo alemán de la fintech que ha perdido 1.900 M€, y las minisalpicaduras a los auditores, el nuevo desorden es un juego de moléculas al azar.

Lo mismo de antes pero con menos monopolios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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