Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Ayuso triunfa diciendo tontadas en la mejor tradición de Tump

Ayuso ha triunfado. Nadie sabe muy bien quién es, pero su cara te suena.

Está por todas partes, siempre, y dice tontadas sin parar.

Pero eso es triunfar en estos tiempos. La reconocemos.

Trump hace lo mismo, y mira. Bueno, ahora se le tuerce un poco el covid, pero remontará.

Es signo de los tiempos, esta popularidad absurda, dislocada, de ir diciendo boutades y escadalizando al gentío obsoleto.

Ayuso impacta siempre, por el halo, los ojazos, un algo espectral, como si en su rubicundez se ocultara la pálida faz.

Pero lo ha conseguido.

Casado, que es su jefazo de filas, no ha logrado este superimpacto verbenero.

Casado hizo lo que pudo, hasta se dejó una barba para parecer a su abuelo, y diciendo que se había olvidado la maquinilla de afeitar en casa.

Pero es demasiado entero, a pesar de haber hecho una carrera de esas de filfa, como el propio Sánchez y cualquiera que se precie, Casado parece demasiado serio, casi riguroso.

Apenas dice tontadas, ni mete la pata, ni epata.

Por eso su subordinada (orgánica, pero con mando en plaza, en la CA de Madrid), triunfa y arrasa más que él.

Ayuso, a lo tonto y a fuerza de pizza y sanwich y gansadas, está triunfando en el mundo Bannon (Steve Bannon), en el que hay que echarla más gorda y ya la jalearán las huestes, bots, lo que haya.

Ayuso es el signo de los tiempos

Si no le gustan no hay otros.

Hasta Aznar la jalea. Eso es triunfar.

 

 

VARIOS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Abren sitios, calles, cosas.

¡Bares!

Al principio no sabemos ni entrar. ¿Hay alguien?

Y así van pasando los days Doris Days haciendo Zooms youtubes selfigroups reenviando memes tiktoks y eso

Y los muertos quietos en sus recónditos confinamientos

De uno a otro confín

De todo ha de haber

Cada submundo intenta reiniciarse como puede, muchos ya dan el año por perdido, viene bien en esta debacle alguien que mira a lo lejos, al fin del horizonte y más allá… ¿el Papa?

No, la Iglesia está muy ocupada pidiendo dinero. Madre mía.

El Papa Francisco ya dijo hace años que no pasaran el cepillo en las iglesias… Lutero se rebeló por eso, por la mercantilización del cielo.

Pero tampoco en eso le han hecho caso.

El otro día vi en la 13, de la Conferencia Episcopal, la vida de San Felipe Neri, qué gozada, qué tío más simpático.

Y la serie esa de Netflix Hollywood, a ratos, todo cansa. Después de Tarantino/Buñuel, ya cuesta ver estos pastiches, bien hechos, soporíferos. El subgénero tipo historia recompuesta, reinventada.

Al acabar la misa de los domingos en La2 (TVE), antes de dar la bendición (se hace de rogar) sale un feligrés a pedir online donaatuparroquia o algo así…

Ay ay ay por favor.

¿En qué fase estamos dónde?

La España plúrima y únima se manifiesta en sus excesos de siempre, partidismos rancios, luchas por el voto perdido…

Acérrimas polarizaciones enconadas vísceras… qué abrasamiento, qué incuria.

¿No podrían esforzarse un poco para trabajar juntos ante esta debacle?

 

Aquí hay una proyección visual de la pandemia hecha por un epidemiólogo y un programador.

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Y la nueva Internacional… que también pide dinero.

Y aquí está la carta de Larry Fink, chairman del mayor fondo de inversiones del mundo, BlackRock, del 29 de marzo de 2020.

Es una carta especial Covid-19.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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