Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Se acabó el happy

Fin de la vida happy. Nos parece que lo fue. ¡Y nos quejábamos!

Llega el bicho que se come el mundo. La catarsis def.

Coronavirus.exe

Europa a dos velocidades: ya no hay más dilaciones. El sur, abandonado. Más que en 2008-20. Que ya era abandono. Venía siendo.

Ya lo han dicho, cada cual cargue con su DEUDA calvinistamente.

Boris Johnson culpa a China de ocultar las cifras. Ahora China tendrá que indemnizar al mundo. Ahí le duele.

Esa idea –indemnizar– se va a ir abriendo paso. La andanada de Johnson va por ahí. Una forma de identificar a un enemigo cuando el enemigo es invisible y omnipresente. Y cuando él se ha equivocado tanto. Desviar.

Nueva York está tomada por el virus.

China ha prohibido (¡por fin!) la venta de animales silvestres. Parece raro que hayan tardado tanto.

Otra idea, siempre flotando por ahí, es que el virus Wuhan ha sido editado con CRISPR, creado, etc. Hay demasiados precedentes como para descartarlo. Hay que mantener esa hipótesis viva, o latente, por si acaso muta de forma inesperada al cabo del tiempo/espacio.

Por lo demás se acabó el happy life. El parón decretado por Sánchez solo es el colofón. En breve, más colofones.

En el sur de Italia ya sale gente a rapiñar comida en los supermercados.

Cada día es un dolor de muertos y del mes que avanza implacable hacia la muERTE:

muERTE o muERE.

Una de los cosas ha de helarte el corazón: o el virus o el fin de mes.

O las dos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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