Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Rehaciendo nuestras vidas

Poco a poco vamos rehaciendo nuestras no-vidas.

Un nuevo desorden sustituye al caos anterior. Calle/ Casa.

Besos/Miradas

Vuelve el valor del Abrazo, que era una fórmula epistolar.

Vamos aprendiendo a dosificar la info basura. Los memes aflojan algo.

Somos conscientes de que hay que cuidar la red, que es la vida real.

Pequeños arreglos, grandes aplazamientos.

Se remansan las ansias.

Los propósitos de cambio para cuando vuelva lo que no volverá se van adaptando cual gobiernos a las nuevas circunstancias

Los gobiernos primero han de asegurarse a sí mismos, que no es fácil (no hay nada firme). Y por eso no acaban de concretar en positivo.

Al fin se dan cuenta de que para comprar útiles sanitarios hay que pagar en el acto, un 30% por adelantado. Esto, para un gobierno, es inédito. Y por eso les ha costado tanto salir al mercado.

Los gobs, por definición, pagan tarde y mal. Y suelen llevarse buenas tajadas bajo mano, tal como acreditan los sumarios de estos años y las cárceles.

Todos nos vamos amoldando amolando a la nueva coyuntura, que quizá sea estructura. Los organismos que dictan los cuatro números mágicos para cada temporada no se han manifestado aun, excepto en lo general.

Ni Davos, ni el FMI, ni Bilderberg… nadie sabe nada.

Los datos bailan, ni siquiera dentro de un país (España) son homologables los datos.

Cada cc.aa. los cataloga de una manera. De esto iba en días anteriores al Coronavirus Wuhan el nonato Mapa Metafísico de España. Por cierto, el vertedero aquel, los dos hombres desaparecidos…

Poco a poco nos vamos deshaciendo, las células caen y se las lleva el roomba o el cepillo, y vuelven a nacer, se reponen, se duplican, el milagro de la fotosíntesis etc.

Vuelven a sonar los tels fijos, que estaban cubiertos de polvo cual el arpa de Becquer.

Viejos libros polvorientos nos hablan desde sus estantes olvidados. Hasta el cuadro de los ciervos aflora desde el ultradesván como las caras de Belmez.

Esperando a la furgo de la fruta, que va con remolque dando tumbos por esas carreteras locales (muchas, calzadas romanas parcheadas), entablamos una tertulia a gritos de lado a lado de la plaza donde este año no habrá fiestas ni baile ni toro de fuego.

Aquí está el toro, por si acaso, uno de ellos:

Y este, a las cuatro de la madrugada:

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