Sánchez se prueba el lazo amarillo. El Supremix ha denegado a Oriol Junqueras el pase pernocta para recoger el acta de eurodipu… eternamente.
Ha delegado todo.
Teresa Ribera será la cuarta vicepresidenta. Parece que Sanchez ha querido disimular la vicep de su media mitad, Iglesias, anegándola de vicepresidentas propias.
Pero no es eso, es que Sánchez ya solo se va a dadicar a la política de altura. O sea, a emitir fakeados laqueados urbi et orbe. Como los papas antes de perder el prestigio o predicamento.
Ahora, Sánchez se fuma un Rajoy en la mecedora con la manta monclóvea (de Clodoveo), que aún conserva pelos y briznas de las siestas hercúleas de su predecesor (cualquiera de ellos).
Ayer había por ahí un art muy bueno en el que se explicaba que la Moncloa vuelve locos a sus inquilinos. Ya lo enlazaré luego, en la otra vida.
Se queda todo a medio enlazar.
Sánchez ha instaurado cuatro viceps (o bíceps) para que le dejen en paz en el día a día y no perderse en minuncias.
Él está a lo grande. Que bastante ha tenido. Tantos meses, tantos años de camino (Bienvenidos, Miguel Ríos)…
Lo más que ha hecho Sánchez aparte de saborear las mieles del moncloato legítimo es probarse el lacito amarillo…
Pues no me queda mal.
Eso sí, en la intimidad.
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Dicen que a Iglesias le ha dolido esta proliferación de viceps, pero él también está disfrutando del enjoy total.
Nadie va a romper este gobierno… al menos antes de que se forme (y se firme).