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El big data del alma

Más cajas fuertes, Aramco lo peta en bolsa, todo va bien

 

Aparecen más cajas fuertes, esta vez en la Comunidad de Madrid, y afloran facturas del esperancismo, ya más olvidado que los EREs de la Junta de And.

Cajas fuertes llenas de facturas impronunciables, papeles viejos, pufos ya caducados, fuera de fecha y siglo. Fuera del mundo. La corrupción ya ha sido sobreseída en general, y en particular. Ya olvidada, excepto por los que tienen que seguir pagando la cuota, la mordida, el porcentaje o como se llame. Varía según zonas. La encuesta del Eurobarómetro indica que las empresas españolas son muy sensibles ante esta infrarrealidad, el intramundo de los pagos bajo mano.

Cajas fuertes hay en todos los edificios del poder, es lo que distingue al poder. Aparte de tener a un Villarejo en nómina.

Los silencios de Villarejo Zone son temibles. Ahora debemos estar en uno de esos silencios.

El partido Barça-Madrid del próximo 18 miércoles, el clásico-brasa de siempre, llega esta vez reanimado por las ínfulas de los ya olvidados tsunamiteros, que al parecer estaban descansando de las algaradas del mes pasado.

El partido, y el fútbol en general, como todo, hay que reavivarlo para que no se olvide, para que el atribulado y disperso citoyen no se despiste y pague algo, se interese, se haga fanático eventual, lo que sea con tal de que no le roben el público, que no se vaya la audiencia, siempre tan dispuesta a zascandilear en pos de cualquier novedad, serie, juego, reto, artesanía, cómic…

Al fútbol hay que reanimarle las ganas como a todo, el siglo XXI se va solo sin rumbo, se despista y se dispersa, gaseoso inflamable, gasolinácero, Aramco lo peta en bolsa en plena Cumbre de Greta. ¡Inversores a mí!

Arabia Saudí, la de la escabechina de aquel pobre hombre que entró en el consulado a buscar un papel para casarse… y salió en mp3.

Y ahora lo peta en bolsa. El petróleo y la muerte.

Oy oy oy.

Ni siquiera han respetado a la pequeña Greta, portada en TIME, bay, ebay, Bombay, Hanoi.

La pequjeña Greta explica un mundo ideal ya destruido en la bolsa mientras la petrolera saudí o saudíe o saudita lo peta en su estreno.

Ni Trump ha sabido tuitear eso.

Esta degollina y/o descuartizamiento de Jamal Khashoggi habilita la peli de Scorsese, El Irlandés, que sin esas realidades no valdría nada porque la hemos visto mil millones de veces y siempre es lo mismo. Pero la realidad le viene a hacer un hueco, un huecograbado para alojarse.

A ver qué va saliendo en esas y otras cajas fuertes perdidas en los pasillos de los poderes. Ni tiempo ni ganas de triturar las facturas. Qué gente.

 

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