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El big data del alma

La olítica

La política ha caído. Ahora se llama la olítica. Se le ha caído la «p».

Es algo más visceral –¡todavía!–, más hormonal.

La olítica es cambiar de idea en una milésima, justo antes de que cambie tu socio, tu rival, o la situación. Es pura intuición letal.

Hacer más miedo que los demás.

La olítica no distingue entre socio, aliado, rival o la propia situación. No se distingue nada, todo es niebla. Más actores, trece, más partidos, más niebla.

Aquí va a hacer falta un algoritmo.

La olítica es un concepto nuevo semiusado, aun por definir.  Un concepto tan efímero como esta línea… ¡pop!

 

Pasan los meses y funciona. Lo permite todo, no exige nada. Solo aguantar las cámaras.

 

 

 

 

 

 

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