Han sacado a Franco de su valle imperial. Ya era hora. La afrenta ha sido lavada y planchada. Yace el dictador en privado y el país ya no rinde homenaje a su figura. El gobierno sanchero ha cumplido su palabra y se debe apuntar el tanto. No es electoral (aunque todo lo es) porque ya venía de lejos. Es electoral (aunque nada lo es) porque no es de comer. El cupo de metafísica simbólica ya la agota el procés.
Había que hacerlo y ya está. Y ha salido barato. Ahora, al bollo, que es la pela, ay. Sánchez reza para que estas dos semanazas hasta el 10N se pasen volando sin que lluevan piedras económicas & financieras, que no pase nada, que nadie diga nada. Estamos en pleno zapaterismo 2008, negando la mayor (ojalá sea menor, por eso), en la Era del Gran Disimulo.
Europa avisa de cinco o sesi mil millones de exceso en las cuentas, mil arriba mil abajo. Que nadie se mueva ni se agite. Plan E para familia y amigos. Por si acaso todo es poco.
Lo de Franco ha estado bien, pero no da de comer. Sánchez ha salido a ganarse un diputado o dos con el traslado: más elegante habría sido mandar un tuit: había que hacerlo y lo hemos hecho. Algo así.
Todo es 10N, se juegan la comida y los iPads, se juegan el mismísimo Estado. Aunque esté medio roto y arruinadísimo, no deja de ser un juguete formidable, con miles de destinos (en lo universal, que es la Visa) para los afines y familias. Por eso hay que apurar estas horas marengas y hacerse selfis en el Valle del Oprobio, que ahora servirá para instalar un casino para niños. Como un Disneylandia pero de verdad. Niños y abuelos en un Disney Las Vegas FrancoLandia. El turismo de no lugares irá a saco.
Han sacado a Franco. Ya hemos dejado de homenajear oficial e inercialmente a un dictador. Enhorabuena.
Ahora, al bocata. Al bollo.
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