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El big data del alma

Sánchez y los inversores de Nueva York

Una plataforma es donde convergen las apis.

El buey Apis.

Sánchez ha aprovechado el viaje a NY a la ONU del CC (Cambio Climático) para dar una chapa a los inversores. Y hacerse la foto más electoral de todas. Con esa foto el CIS ya le da otra mayoría mínima.

El sistema ha sofritado a Iglesias, que quizá resucite, nunca se sabe, y ha eyectado a Errejón, de la misma hornada pero más atildado, más proxi a Ciudadanos, y más delgado que Rivera, que desde aquella foto desnudo se ha engordecido algo.

Errejón, al ser flaco y alto y no andar encorvado, ya encaja más en el R78, que se reinventa cada mañana como usted y como yo, o sea, de aquellas maneras.

Reinventarse es otro de los mantras de la década precaria: a veces funciona y a veces no. Lo opuesto a reinventarse es tener una plataforma, algo solo al alcance de los potentados, o formar parte de una. Ya hemos definido «plataforma», buey Apis, donde enjambran y zarcean las apis, aplicaciones que, poco a poco, van siendo inteligentes en lo suyo, o sea, tienen un designio y una operativa, un programilla que cada vez es más similar al que traemos de serie.

Un programilla que avisa de la hora de la merienda.

Errejón reflota o parchea el sistema R78, ya muy zarandeado por el hachazo del 2008 y la deriva desigualitarizante que según dicen viene de los tardíos 70.

La aurea precaritas que nos acogota, etc.

Hace años se hablaba mucho de la deslocalización.

Ante la caída de las ventas los anuncios de coches se hacen más agresivos, se acomodan más a la época. Un anuncio es un impeachment que le hace una marca a tu cerebro emocional o estómago. Si es bueno (un poema) se te clava y lo digieres durante horas o años. Plataformas de anuncios en lucha mundial por tus horas de procesamiento cerebral. Rrrrrrrrr.

Ya se sabe que el cerebro humano se pasa la mayor parte del tiempo repitiendo cancioncillas, frases de anuncios y miedos inútiles. Bueno, cada cual lo ha sabido siempre de sí mismo/a, solo que cada cual pensaba que solo le pasaba a él y no decía nada. Ahora se sabe que es cosa de la especie, ya muy molturada por los milenios de penurias y quejumbrismos.

Sánchez ha ido a NY a hacerse el spot con los inversores y a rebotarnos argumentos de éxito (dentro del fracaso ya reconocido) que a los inversores no les interesan pero al censo votante, si les hace hueco, le pueden colmar.

Esos buitres globales, con su filantropía inversa, ganan siempre, así en la ruina y la deuda como en el opíparo crecimiento que ya no existe. Es decir, ganan más en la ruina, que es un gran negocio… si tienes plataforma.

Sánchez se ha hecho la foto de estadista mendicante y el CIS, antes de preguntar a sus encuestados cautivos, ya le ha dado el premio.

Lo mejor que Sánchez les ha podido vender a los inversores sin puro ni chistera es la corrupción estructural, que si se sabe valorar es una especie de estabilidad institucional tan robusta como eficiente. Amén de escalable. O sea, una superplataforma.

El sistema, malheridísimo, aguanta firme hasta que llegue el CC y… promueva nuevos negocios, como ya está ocurriendo.

 

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