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El big data del alma

La recesión y la nueva presi Díaz Ayuso favorecen a Sánchez

Tenemos presidenta en Madrid Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, presi pepera con Cs & Vox. El acuerdo ha funcionado. Queda mal Sánchez, que no consigue el suyo.

Trump hace subir y bajar las bolsas como un yoyó a fuerza de tuits arancelarios. Conmociona al mundo y recula: es un negociante al límite, con USA detrás. Se puede permitir faroles, retrocesos, lapsus.

Pero Alemania ha caído, o está cayendo, y eso las bolsas no lo arreglan como los tuits del rey del yoyó. Eso es, quizá, la realidad.

El Brexit también importuna y conmociona, Boris, de nombre ruso, trumpea a su nivel. Rusia echa plutonio por las juntas. Turquía ha desaparecido del verano. India avanza su 155. China tiene un grano en Hong Kong.

Las bolsas han caído, el Ibex ha vuelto al rojo, a enero. El Ibex, sea lo que sea, impresiona. Sobre todo cuando cae.

Y Villarejo en la cárcel.

A Sánchez todo le daba igual, aguantaba el verano en la poltrona de hierro… hasta que ha caído el Ibex y sus homólogos del mundo. Eso no hay Sánchez que lo resista.

Acaso ni el mismísimo Rivera Albert pueda aguantar las presiones que se configuran en una recesión. Presiones geológicas. Con números buenos, aunque sean flojos, cualquiera aguanta. Pero con la roja en marcha, con los índices fatídicos coincidiendo, no hay quien resista.

Mira por dónde la recesión puede beneficiar a Sánchez. A Rivera y/o a Casado los pueden doblegar si se confirma el caos.

Casado, además, está superfeliz chachi al haber insertado a Ayuso en pleno Madrid. La presi va a bajar los impuestos.

Debería dejar a cero los impuestos a los que ganan más de mil millones al año. Madrid se llenaría de millonarios, todavía más, y habría muchos microtrabajillos por horas. El liberalismo extremo es eso, y en Madrid ya se ha probado un poco por extenso, aun con complejos. Hay que hacerlo a lo grande. Atraer a todos los milmillonarios, un paraíso fiscal autonómico. Subvencionar las sucesiones, siempre que sean de más de mil millones, y en ese plan.

Aguado, una vez investida, cual irresistible calcomanía de los años sesenta, puede aspirar a todo en la derecha universal hispana. Hasta Casado peligra.

Tanta felicidad y tanto poder –¡qué corra la pasta de nuevo!– puede dar a Casado la oportunidad de ser magnánimo/estadista y abstenerse para Sánchez, a cambio de unos acuerdos que el presidente en funciones eternas los firmará a ciegas.

El estado del mundo lo exige, etc.

 

 

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