Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Caras nuevas, deuda vieja

Llega el día de los ayuntamientos, las horas se cierran. Los pactos de derechas topan con Vox, al que Ciudadanos menosprecia o ignora. Y eso duele. Vox apura sus órdagos más o menos, pero acaba cediendo por un plato de sopa. En Andalucía ha arañado cien mil euros simbólicos (excepto para el que se los lleve o los gestione, que viene a ser lo mismo).

Caras nuevas variables, baile de gestos, ilusiones y pactos bajo la mesa. Hay variedad y hay precariedad. Varietés de las españas catalanas y vascuences con el sandwich de Madrid enmedio y densos páramos desiertos. Arco mediterráneo. Hasta en Hong Kong protestan contra los imperios. Los imperios, sean emergentes o declinantes, son una monserga. Imponen sus productos y sus memes y sus apps hasta el último confín del G3, que es el más habitual en la hispania profunda.

Vox manda simbólicamente por todas partes. Caras novísimas de despistados barbudos que enseguida reciben la tableta de luxe y los emblemas y bandas del poder eterno con derecho a jubileo santo y pensión indefinida. La precariedad y la variedad, caras nuevas y burbuja de los pobres del Banco de España, que ahora tendrán que financiar a crédito el ibuprofeno y el paracetamol, drogas ya a medio ilegalizar por la exigencia de la receta. ¿Se parará el país, se atascará el PIB por falta de dopaje? A un ciclista le han quitado la Vuelta a España de 2011 por doparse. El juicio del procés aquel ya es historia, pronto pasará a al cómic y a las recetas de cocina.

España se abona a El hormiguero, el programa de Pablo Motos, el único que intenta y muchas veces consigue algo ameno entre anuncios y anuncios. Sacó anteanoche al hijo de Bárcenas, entrevista surreal espectacular. Lo bueno de Motos es que casi no habla, deja hablar al invitado y él desaparece. El hijo de Bárcenas contó el ataque del falso cura que encañonó a la familia con una pistola, las chapuzas de siempre. Las latas de conservas que le daban a Segundo Marey aquellos del GAL.

Ahora no sabemos si ha habido recambio en las cloacas de interior o están en funciones los mismos, los que no están en la cárcel. No hay un Wikileaks. La última exclusiva ya nadie la recuerda.

La deuda pública española vuelve a subir, ¡alegría y despilfarro! Ya avisa el Bancospaña que hay burbuja de pobres, que se endeudan en cuanto ven un abalorio. El primer pobre es el Estado mismo (con su banco dentro), que gasta el PIB y aun saca pecho en esas subastas de deuda. Entre el desfile de caras nuevas, barbas puntiagudas de Lope de Vega y ayuntamientos que antes de formarse ya anuncian la moción de censura para el día siguiente, alegría y desenfreno. Rueden las paellas.

A Rivera no hay quién lo convenza de apoyar al SPOE (el PSOE va a cambiar las siglas a ver si cuela), ni los fundadores del partido, ni el mismísimo Macron. Rivera solo atiende a Vox, aunque finge ignorarlo.

Llegan caras nuevas, variedad y precariedad, pero la deuda es vieja. Y crece (aunque por motivos técnicos, nada grave, sigan gastando).

 

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