Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

El silencio del poder

Sánchez guarda silencio. Como el Ebro al pasar por el Pilar.

La cosa se anima, el desfile regio va cogiendo color. Y cada cual larga lo suyo, blabla bli blu. Lo que sea. Momentos de gloria. Casado, ni abstención. Rivera, lo mismo. Iglesias, a la espera, confirma que no han hablado (aunque él mismo avisó que las negociaciones deberían ser discretaz, cuando las primeras elecciones, ya remotas). Sánchez, nada. (…)

Iglesias dice que no imagina a un candidato presentándose a la investidura sin tener pactados los votos. Pero Sánchez no respira. Y ese silencio es el atributo del poder, que es en funciones pero es también en votos. El poder del más votado (apoyo matizado en las segundas elecciones, segunda vuelta fractal).

Rivera evidencia sus nervios: urge a Sánchez a que pacte con Podemos y los varios indeps. Su postura es simétrica a la de Iglesias, y la simetría siempre quiere decir algo. Iglesias ha dicho tras su visita al Rey que Sánchez quizá no mueve ficha porque está esperando a Rivera. En vano. De momento. Todos cambian, y es normal: el mismo Sánchez, versatilidad en estado puro, pasó de rebelión a sedición en horas 24.

Abascal, pecho henchidísimo, algo decimonónico en su apostura, dice que se abstendría ante Sánchez si aplicara el 155. Hacía días que nadie nombraba ese número.

Los dipus presos mantendrán sus escaños y ese cupo favorece a Sánchez en su estrategia de esperar y ver.

El silencio es atributo del poder, la espera callada de Sánchez va aumentando el suspense y los otros, cuanto más largan más se enfoscan.

La espera de Sánchez, de momento le sale bien: se beneficia de la marcha del hombre de negro, que levanta la vigilancia excesiva y aunque exige contención en el gasto da alas al despilfarro típico de los pobres. En cuanto no te controlan el gasto emerge la alegría burbujeante. Qué corra la garnacha.

Los pobres del Banco de España por su parte, han seguido machacando sus tarjetas y gastando a crédito a tope, lo que sostiene las cuentas locas del país. Igual que se informa de las bolsas y mercados, de los índices industriales y de las expectativas empresariales habría que dar cada día el parte minucioso del gasto de los pobres del Banco de España, un índice como el Ibex inverso, el gasto total de los pobres de España.

La espera callada del poder se beneficia del aviso de Draghi: el Banco Central Europeo no subirá los tipos hasta mediados de 2020. Jopeta. Los bancos rugen, la prórroga es malísima para ellos, y por lo tanto para todos, pues los bancos son como gobiernos ocultos y sus cuitas repercuten en todo, como se ha visto y sufrido y se ve y se sufre. Pero de momento, mira. Todo incita a gastar.

El silencio de Sánchez tiene límites, fechas, y eso es lo bueno de la democracia, que está un poco regulada.

Luego está Navarra, que hace temblar el trozo norte de España. Y el PSOE de allí podría escindirse y desobedecer a Ferraz. Es todo un poco mucho shakespeariano, cada día un poco más.

Disfrutemos estos días de suspense y confiemos en que los electos sabrán negociar con más inteligencia que hasta ahora, en estos años.

Amén.

 

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Sánchez ha hablado prolongando el silencio.

 

 

 

 

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