Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Nadie quiere quedarse por ahí

Iceta iba pleno de lustre a presidir el Senado… Pero claro, los indeps no le votan. No es para fastidiar a Sánchez, que también; no es por las elecciones, que allí no tocan; no es para evidenciar su antiambiente tóxico, que también… es para evitar que Iceta se vaya a Madrid a espejear y a divertirse.

El ambiente es ideal. El ambiente lo suele ambientar la Fiscalía. Una de ellas. Y el pobre Iceta, que si no le dejan ser senador ya se ve otra temporada en ese Parlament esterilizado… y solico. Arrimadas ya salió rumbo al Congreso. Ahí no queda nadie. La monserga ominosa.

Todos quieren irse a Madrid. Las empresas y bancos que cambiaron la sede cuando entonces no han vuelto. El ambiente y su antipartícula, el antiambiente, se hacen más pesados que el propio monóxido. EL gentío huye a donde los colores no signifiquen nada.

Y por eso Iceta salía eyectado hacia el máximo órgano del Jubilata de Luxe de Estado, panteón ilustre de nadadores lumbares: el Senado.

Igual le hubiera dado dirigir la Selección Nacional de Balonmano, lo que sea con tal de salir al aire jurídico de Castilla, que oprime más a lo ancho.

Y ahora, nada. Iceta se cae de la bici convivencial que había tendido Sánchez, la bici senatorial, la cuarta o décima autoridad del Estado, según se empiece a contar por delante o por detrás.

Este ambientazo vibrátil forma parte de la lucha por el puesto ministril, donde el pelotón se estira por minutos. Iglesias ya se ha encargado la peineta con la chapa del CNI.

Los organigramas del sanchazgo están a tope: no queda ni un hueco de director provincial. Las familias han colapsado el whatsapp del cargueo.

Hasta Felipe González pedía enchufes para sus conmilitantes en el sepelio áureo del ya olvidado. La velocidad es lo que define la Corte.

 

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