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El big data del alma

Sánchez no convoca elecciones ni en mil años

Su reinado va a durar infinitamente (es una figura literaria por lo tanto, verdadera). Cuando toque, en 2020, tendrá que ceder el cetro y el mantón de armiño

Sánchez-84 sabe que cuando convoque ya no tendrá esa opción. Ya no podrá hacerlo. Habrá perdido el botón rojo. Y será uno más, un candidato más. A pesar del CIS amiguetil, sabe que tendrá que competir al filo del 20%.

Convocar es abandonar el poder. La Moncloa, el jet, los trabajos de tanta gente… quedarán en el aire. On the air, maño, on the air.

Si acaba de sacar un libro de entrevistas que se titula «Manual de resistencia». (Escribir por persona interpuesta en esta época de prolífica agrafía no quita prestigio, antes bien lo aumenta, como el caso de Ana Rosa Quintana… o el mismo Sánchez con su tesis).

Él mismo avisó de que su gobierno tenía tarea hasta 2030. A la velocidad que va el mundo (España va un poco más lenta) equivale a mil años.

Lanzando decretos efímeros, parcheando cuentas. Aquí no hay cierre como en Trumplandia. Se prorroga todo. Y los PGE que no se prorrogan tampoco se han cumplido jamás.

Sánchez es el amo. Su minoría le centra una y otra vez. Se reclama tuiteramente moderado.

Unos gañen por un lado, otros aúllan por el otro… y él gobierna con cuatro gatos.

Le convocan una concentración para echarlo y sale fortalecido en Bilbao con cazadora. Saca más pecho que Abalos. Y más pelo.

El PNV le adora tanto como teme a Ciudadanos, que prescribe acabar con el cupo vasco y con el fuero navarro. ¡Y a Ábalos, que quiere acabar con las autonomías! ¡¡¡Horror!!!

Le convocan un acto de repudio mundial y les sale rana. Y el tripartito se retrata.

Además, que nadie disuelve el Parlamento y convoca para perder. Que la tripleta no haya llenado Madrid contra el sanchazgo no quiere decir que el resiliente vaya a sacar la presidencia en las urnas.

Hay que valorar que la gente llega agotada al fin de semana. El que trabaja mete más horas que todos los alemanes juntos… aunque la mitad sean improductivas. O más. Y que la convocatoria estaba un poco fake hinchada.

Ahora la pelota está en los díscolos atorrantes —Torra gallea con la DUI pero no mueve un dedo: para que no lo metan al furgón del Supremo–, que se ven fuera del grupo guasapero de Carmen Calvo. La pelota en el tejado es una bola de hierro de las que llevan los presos en los tebeos. Con una argolla.

El único que disfruta de su virreinato de opereta es el prófugo de Waterloo, pero los que van mañana a juicio no están para bromas ni comilonas.

Lo que demuestra que Sánchez no va a convocar es que ha vuelto a exhibir el meme de Franco, ya olvidado… Ahora contratará a Marie Kondo para que le haga un adieu, lo plegue como una bata de felpa y lo despida en paz para siempre.

Invocar a Franco es la última bala de Sánchez. Se van a eternizar ambos.

 

 

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