Guantánamo para Maduro

El consejero de Seguridad Nacional de Trump, un tal John Bolton (nombre de película del oeste) le ha dicho a Maduro que «mejor marcharse que acabar en la prisión de Guantánamo».

Es de mala educación mencionar esa base americana en Cuba, un infierno donde confinan a los presuntos terroristas sin juicio ni marco legal alguno. Un no lugar horrible. El no lugar por excelencia.

Viene a recordar que USA actúa al margen de la ley, incluso de la suya. La reventa de datos de Facebook, Google, etc. es solo un detalle.

Maduro ya se ve con el uniforme naranja.

Obama prometió cerrar esa vergüenza de Guantánamo, pero no lo pudo cumplir.

Guantánamo está por encima de la presidencia de Estados Unidos. Es un no lugar más allá del bien y del mal, una metáfora del horror de Kurtz, El corazón de las tinieblas.

Maduro debería irse. Pero, claro, no se va. Le ofrecen un exilio playero, pero él aguanta.

Venezuela es dos países en uno. Al borde de la guerra civil/mundial.

Maduro se agarra al caos y a la guardia pretoriana. Y a la entrevista que le ha hecho Évole en La Sexta.

Putin está demasiado callado hoy y ayer. Dos brigadas de trolls tuiteros pueden desembarcar en cualquier momento en Maracaibo. O en Cayo Sombrero.

Cinco mil soldados a Colombia. Hay que probar los misiles nuevos… y agotar los que están a punto de caducar.

Muchas redes y mucha IA, pero las invasiones USA se anuncian en un cuaderno, un bloc de notas. Preaviso.

Es de mala educación amenazar a alguien, aunque tenga un bigotazo como el de Maduro, con enviarlo a Guantánamo.

El bigotazo es lo que más alarma a Estados Unidos.

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Lo bueno sería que Jordi Évole entrevistara a los dos, a Maduro y a Guaidó, juntos.

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