Sánchez lo ha intentado. Hasta se ha reunido en el hotel con Ada Colau. Pero Barcelona es un motín y todo está alterado. Y la cosa no ha hecho más que empezar. La tentación de seguir con las movilizaciones y hacerlas permanentes, intermitentes, guerrilla urbana, es demasiado fuerte.
Los gestos de anoche, el comunicado, no sirven. Las propias autoridades catalanas arengan a los encapuchados para que sigan y empujen. El caos es lo único que les queda. Un caos oficial y sibilino, de quita y pon, ahora sí ahora no.
A ver qué dice ahora el gobierno: no se puede decidir nada ante esta locura callejera. Un desastre.
(Continúa)
______
Con todo este barullo local es peor que el secretario de Estado de Defensa de Trump haya dimitido. Mattis era el último dique. Muy recomendable el libro «Miedo. Trump en la Casa Blanca», de Bob Woodward.
Barcelona, ciudad de rojos y comunistas, visitada por rojos y comunistas, los cdr junto con juaco torras y cia, pasados por 5,56 mm
22 diciembre 2018 | 1:00 am