Sánchez en Andalucía amenaza con ir tirando con decretos ley si no le votan los presupuestos. Los presipuestos aquellos del Pacto del Pilar con Iglesias.
El IgleSánchez parece flojear, pero es por las elecciones, que siempre polarizan. Las coaliciones llegan hasta las elecciones.
A lo tonto a lo tonto Sánchez se está haciendo un máster de presidente de España. Unas prácticas (pagadas).
Partido a partido, sin hacer nada. Amenaza con seguir así, redactando decretos ley, lo cual le convierte en rey de facto. Aunque luego esos decretos se pueden despiezar en el Congreso.
Todo antes que soltar el cetro y la tiara. El mangoneo diario no legisla en firme pero da que hablar. Y hace contactos.
Si total, aunque hubiera elecciones y saliera un gob cualquiera tampoco podría manejar gran cosa. Gestores de deudas.
País intervenido que debe devolver lo que gana, casi el 100%. El 98 y pico.
Pero bien.
Las elecciones AND las gana el PSOE. Monopolio PSOE. MonoPSOlio. Según el CIS. Pero, como en la legislatura anterior, ay, no le llega para gobernar solo, sola, Susana. Necesita un socio, una socimini, ay. Para repetir los EREs hay que gobernar solo, sin estorbos. O repartir todo, uf.
Para co-gobernar en estos tiempos hace falta una sociedad instrumental. Por lo menos.
Sánchez se está haciendo un máster práctico en gobernar en rojo, en números rojos, un gobierno virtual, en 3D. Aprende a canjear jueces, a designar afines, a viajar en jet Force One, a colocar a sus allegados aquí y allá.
Aprende a todo menos a gobernar. Pero es un máster muy útil, el mejor que podría cursar. Porque el mundo ahora es así: las decisiones o los fenómenos gotean o diluvian desde sitios remotos, variables, confusos…
Hoy estás aquí, mañana el algoritmo te manda allá. Eso lo sabe Sánchez, que ha conquistado la Moncloa gripando un coche viejo, como casi todos, y una vez en la cima comprende que no puede mover nada y tiene que legislar con declaraciones: quitaré los coches malos en 2040.
Cosas así.
Esto ya lo sabía Rajoy, y por eso se enfoscó una tarde en el restaurante, ¡a celebrarlo!
Por eso, da igual tener presupuestos que no tenerlos. Si no hay dinero…
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